Por César Zelada
El 29 de noviembre se realizaron dos elecciones presidenciales. Una bajo en Honduras bajo las botas militares. Y otra en Uruguay. En ambas, con sus diferencias, podemos decir que lo que se afianza son los movimientos sociales y la izquierda.
E el caso de Honduras, esta farsa electoral, dirigida por los golpistas liderados por Micheletti, no va a resolver la crisis política. Esto lo decimos porque según no podemos hablar de elecciones libres cuando los tanques y los militares están en las calles amedrentando y reprimiendo protestas como las del Frente de Resistencia en San Pedro Zula.
Como dijimos en una nota anterior titulada el Retorno de Zelaya, “…el imperio del Norte tratará de imponer el chaleco de fuerza del Acuerdo de San José (que plantea la reconciliación con los golpistas y la anulación de la asamblea constituyente)…”. Y en efecto, la concesión de Zelaya, al subordinarse al Acuerdo, por un lado, fue entendida por el golpismo como debilidad, y por otro, paralizó la movilización de las masas y creó confusión en la resistencia popular, que luchó por su restitución, juicio para los golpistas y una nueva constitución.
Zelaya denunció que la abstención fue del 75%. “…los dos (Micheletti y Zelaya) firmaron y aceptaron que fuera el Congreso Nacional el que decidiera…así que qué tengo que estar haciendo yo en eso”, dijo el electo presidente Pepe Lobo (diario El Tiempo, 01-12-09). El Frente de Resistencia acaba de hacer un llamado a seguir la lucha contra los golpistas. Varios países como Brasil, y el ALBA, han desconocido a Lobo. A diferencia del Perú del 2000, las masas, no lograron desbordar a Zelaya como hicimos aquí con Toledo. Pero la crisis política sigue abierta.
Mientras que en Uruguay, la victoria del exguerrillero Pepe Mujica, líder del Frente Amplio (FA), obteniendo el 54,83% de los votos (frente al 43,32% de Lacalle), es una expresión contundente de las ansias de cambio del pueblo uruguayo. Es verdad que las cualidades del líder juegan un rol. El lenguaje metafórico de Mujica cuando dice, “Soy un terrón de tierra con patas”, el viajar en motocicleta o vestirse sencillamente, logró una gran simpatía importante en el electorado. Pero estas cualidades sin las condiciones materiales de incertidumbre no hubieran servido de mucho. A esto hay que sumar que el Frente Amplio en el gobierno impulso algunas políticas a favor de los trabajadores como el aumento de salarios.
Esta cuestión es la que explica la victoria arrasadora del Frente Amplio (impulsado por Raúl Sendic al darse cuenta que la guerrilla urbana de los tupamaros no era suficiente para vencer a la derecha), obteniendo 5 departamentos y mayoría congresal. Y como si fuera un mensaje para la izquierda peruana tan atomizada, el escritor Eduardo Galeano dice, “fortaleza del Frente Amplio es la diversidad de partidos que lo integran y que han aprendido a respetarse”, (La Jornada, 01-12-09).
No obstante, la perspectiva para el FA, será de definiciones y de inestabilidad. Esto debido a la política del garrote de EE.UU. al imponer sus bases en Colombia y apoyar el golpe en Honduras. Pero también porque el programa del FA entrará en colisión con las demandas de la oligarquía y sus partidos colorado y blanco. Y una de las primeras pruebas será la constitución del gobierno. Mientras que para el sector radical no debe haber co gobierno, para el vicepresidente y ex agente del FMI, Danilo Astori, "La situación ideal es que haya participación de personalidades de otros partidos porque eso le hace bien al Uruguay”, (El País, 01-12-09).
El 29 de noviembre se realizaron dos elecciones presidenciales. Una bajo en Honduras bajo las botas militares. Y otra en Uruguay. En ambas, con sus diferencias, podemos decir que lo que se afianza son los movimientos sociales y la izquierda.
E el caso de Honduras, esta farsa electoral, dirigida por los golpistas liderados por Micheletti, no va a resolver la crisis política. Esto lo decimos porque según no podemos hablar de elecciones libres cuando los tanques y los militares están en las calles amedrentando y reprimiendo protestas como las del Frente de Resistencia en San Pedro Zula.
Como dijimos en una nota anterior titulada el Retorno de Zelaya, “…el imperio del Norte tratará de imponer el chaleco de fuerza del Acuerdo de San José (que plantea la reconciliación con los golpistas y la anulación de la asamblea constituyente)…”. Y en efecto, la concesión de Zelaya, al subordinarse al Acuerdo, por un lado, fue entendida por el golpismo como debilidad, y por otro, paralizó la movilización de las masas y creó confusión en la resistencia popular, que luchó por su restitución, juicio para los golpistas y una nueva constitución.
Zelaya denunció que la abstención fue del 75%. “…los dos (Micheletti y Zelaya) firmaron y aceptaron que fuera el Congreso Nacional el que decidiera…así que qué tengo que estar haciendo yo en eso”, dijo el electo presidente Pepe Lobo (diario El Tiempo, 01-12-09). El Frente de Resistencia acaba de hacer un llamado a seguir la lucha contra los golpistas. Varios países como Brasil, y el ALBA, han desconocido a Lobo. A diferencia del Perú del 2000, las masas, no lograron desbordar a Zelaya como hicimos aquí con Toledo. Pero la crisis política sigue abierta.
Mientras que en Uruguay, la victoria del exguerrillero Pepe Mujica, líder del Frente Amplio (FA), obteniendo el 54,83% de los votos (frente al 43,32% de Lacalle), es una expresión contundente de las ansias de cambio del pueblo uruguayo. Es verdad que las cualidades del líder juegan un rol. El lenguaje metafórico de Mujica cuando dice, “Soy un terrón de tierra con patas”, el viajar en motocicleta o vestirse sencillamente, logró una gran simpatía importante en el electorado. Pero estas cualidades sin las condiciones materiales de incertidumbre no hubieran servido de mucho. A esto hay que sumar que el Frente Amplio en el gobierno impulso algunas políticas a favor de los trabajadores como el aumento de salarios.
Esta cuestión es la que explica la victoria arrasadora del Frente Amplio (impulsado por Raúl Sendic al darse cuenta que la guerrilla urbana de los tupamaros no era suficiente para vencer a la derecha), obteniendo 5 departamentos y mayoría congresal. Y como si fuera un mensaje para la izquierda peruana tan atomizada, el escritor Eduardo Galeano dice, “fortaleza del Frente Amplio es la diversidad de partidos que lo integran y que han aprendido a respetarse”, (La Jornada, 01-12-09).
No obstante, la perspectiva para el FA, será de definiciones y de inestabilidad. Esto debido a la política del garrote de EE.UU. al imponer sus bases en Colombia y apoyar el golpe en Honduras. Pero también porque el programa del FA entrará en colisión con las demandas de la oligarquía y sus partidos colorado y blanco. Y una de las primeras pruebas será la constitución del gobierno. Mientras que para el sector radical no debe haber co gobierno, para el vicepresidente y ex agente del FMI, Danilo Astori, "La situación ideal es que haya participación de personalidades de otros partidos porque eso le hace bien al Uruguay”, (El País, 01-12-09).
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