miércoles, 26 de septiembre de 2012

Militante 210: Mienten TEPJF, IFE, PRIAN

Escrito por: Comité de redacción

Sin lugar a duda un hecho de especial relevancia para la lucha de clases en México ha sido la determinación del Régimen por imponer a Enrique Peña Nieto (EPN) y al PRI en la silla presidencial, tal como sucedió el pasado 30 de agosto cuando el TEPJF avaló el fraude electoral del 1 de julio. Pocos días después, el 1 de septiembre, Calderón enviaría a la Cámara de diputados el texto de su IV y último informe de gobierno a través del secretario de gobernación, Alejandro Poiré, y en el que el panista describiría un México de fantasía con cientos de supuestos avances que en realidad son simplemente imperceptibles para los millones de pobres y desempleados de este país.
La actitud de las autoridades electorales y del propio Calderón describe con facilidad la enorme arrogancia del Régimen y su desprecio por la clase trabajadora, así como su marcada intención de continuar sin un milímetro de desvío exactamente por la mima senda de explotación y empobrecimiento de las mayorías para profundizar la obscena concentración de riquezas en un puñado de parásitos banqueros y los empresarios.
Un hecho que también es afín a ambos actos de arrogancia por parte del Régimen, es el de que durante esos días tanto el TEPJF como la Cámara de diputados fueron transformados en genuinos bunkers impenetrables rodeados de miles de soldados y policías federales; además EPN se vio forzado a llegar el día 31 al TEPJF en helicóptero para el ritual de la entrega de su constancia que lo acredita como presidente electo, mientras que Calderón de plano desistió en presentarse personalmente a la Cámara de diputados el 1 de septiembre. El accionar de ambos personajes, y las extremas medidas de seguridad en torno a ellos, ilustran nítidamente de que tamaño son los miedos de la clase dominante hacia el potencial de reacción de los trabajadores.
Ambos fenómenos, la determinación del Régimen para imponer a toda costa a EPN contrastada con sus temores relejados a través de las medidas extremas de seguridad impuestas sobre el TEPJF y la Cámara de diputados, hablan por sí mismo del serio nivel de polarización social que se vive en nuestro país; en realidad, mirada de forma más detenida esa contradicción, dichos eventos son un augurio de la magnitud que en el futuro adquirirán los enfrentamientos entre burgueses y proletarios.
Es por ello que los trabajadores debemos prepararnos para la clase de luchas que se avecinan y una tarea a resolver es la del tipo de política que la dirección del movimiento de masas debe impulsar ante los nuevos retos que impone e impondrá la lucha de clases. Los marxistas estamos convencidos de aún hoy es posible revertir la imposición de EPN, que un llamado serio al conjunto de la clase trabajadora y del campesinado pobre para paralizar el país crearía una dinámica de lucha imparables que arrojaría como saldo el que el 1 de diciembre el ahora espurio presidente electo, no tomara el poder. Sin embargo el indicado para impulsar esa clase de lucha por su arrastre entre las masas, AMLO, no sólo no lo ha hecho sino que además semiparalizo al movimiento contra el fraude electoral, poniendo toda su apuesta en la vía legal con el resultado ya conocido. En esencia la más que limitada respuesta de AMLO estuvo determinada por los compromisos con elementos de derecha dentro del movimiento de masas (con los Camacho Solís, con los Chuchos, con los Bartlett‎, con sectores de empresarios arruinados o en desamparo por el PRIANISMO, etcétera) con elementos de la pequeña burguesía intelectual, e incluso con el pacto de civilidad impulsado por el IFE bajo el patrocinio del Consejo Coordinador Empresarial y firmado por el candidato de izquierda juntos con su oponentes de los partidos de derecha.
Ese camino no es el que puede impedir que EPN jure como presidente de la república el 1 de diciembre ni el que podría frenar los ataques que promete un eventual nuevo gobierno del PRI. AMLO tiene que romper con toda esa clase de compromisos y confiar en el pueblo trabajador para basarse en sus organizaciones y sus tradiciones de lucha (la movilización seguida de paros y huelgas) para enfrentar a la derecha; la primer tarea de AMLO es unificar al movimiento de masas con un programa claro de lucha en el que se llame a derrocar a EPN en caso de que asuma la presidencia el 1 de diciembre y en el que se plantee la expropiación de los capitalistas.
No hay vías intermedias: o la clase trabajadora, pero en especial su dirección, actúa a la altura de las circunstancias o la burguesía termina imponiendo sus condiciones. En este número de Militante exponemos todo este análisis de forma mucho más desarrollada, convencidos de que la política y el programa de clase que defendemos los marxistas son las únicas herramientas capaces de ofrecer una alternativa en estos momentos cruciales de la lucha de clase en México.

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Fecha: 13 de septiembre del 2012

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Militante, Voz marxista de los trabajadores y la juventud
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