domingo, 11 de diciembre de 2011

POR QUE SOMOS MARXISTAS

Escrito por Alan Woods

Han pasado dos décadas desde que Francis Fukuyama publicara un libro titulado El Fin de la Historia y el Ultimo Hombre, proclamando el triunfo definitivo de la economía de mercado y la democracia burguesa. Esta idea parecía ser confirmada por casi 20 años de mercados al alza y un crecimiento económico prácticamente ininterrumpido. Políticos, banqueros de los bancos centrales y gerentes de Wall Street estaban convencidos de que finalmente habían domesticado el ciclo económico de booms y depresiones.

Ahora, dos décadas después de la caída de la URSS, no queda piedra sobre piedra de las ilusiones de la burguesía. El mundo está experimentando la crisis más profunda desde la década de 1930. Frente a una situación catastrófica a escala mundial, la burguesía de EE.UU., Europa y Japón están en estado de pánico. En los años 30, Trotsky dijo que la burguesía estaba "deslizándose al desastre con los ojos cerrados". Esas palabras son aplicables con precisión a la situación actual, podrían haber sido escritas ayer.

Durante los últimos veinte años, los economistas burgueses se jactaron de que no habría más booms y depresiones, que los ciclos habían sido abolidos. Es un hecho real que durante décadas los economistas burgueses nunca predijeron un solo boom o una sola depresión. Habían elaborado una nueva maravillosa teoría llamada "hipótesis del mercado eficiente". En realidad no hay nada nuevo al respecto, equivale a la vieja idea de: "Dejado a su aire, el mercado lo resolverá todo. Él solo se equilibrará. Siempre y cuando el gobierno no interfiera, antes o después todo estará bien". A lo cual, John Maynard Keyness emitió la célebre respuesta, "A largo plazo, todos estamos muertos".

En la primera década del s.XXI, es cada vez más evidente que el capitalismo ha agotado su potencial progresista. En lugar de desarrollar la industria, la ciencia y la tecnología, las socava constantemente. Las fuerzas productivas se estancan, se cierran fábricas como si fueran cajas de cerillas, y millones son echados del trabajo. Todos estos son síntomas que muestran que el desarrollo de las fuerzas productivas en una escala mundial ha ido más allá de los estrechos límites de la propiedad privada y del Estado nacional.

Esa es la razón fundamental de la crisis actual, la cual ha expuesto la bancarrota del capitalismo en el sentido más literal de la palabra. La difícil situación de Irlanda y Grecia proporciona la confirmación gráfica del estado de enfermedad del capitalismo europeo. Mañana el contagio se extenderá a Portugal y España. Pero Gran Bretaña e Italia no están muy por detrás, y Francia, Alemania y Austria les seguirán inexorablemente en su tendencia a la baja.

Los economistas y políticos burgueses y, sobre todo, los reformistas, están desesperadamente buscando algún tipo de reactivación para salir de esta crisis. Ellos miran al restablecimiento del ciclo económico como la salvación. Los líderes de la clase trabajadora, los líderes sindicales y los líderes socialdemócratas creen que esta crisis es algo temporal. Imaginan que puede ser resuelta haciendo algunos ajustes al sistema existente, que todo lo que se necesita es más control y regulación, y que podemos volver a las condiciones anteriores. Pero esta crisis no es una crisis normal, no es temporal. Marca un punto de inflexión fundamental en el proceso, el punto en el que el capitalismo ha llegado a un callejón sin salida histórico. Lo mejor que se puede esperar es una débil recuperación, acompañada por un alto desempleo y un largo periodo de austeridad, recortes y caída de los niveles de vida.

La crisis de la ideología burguesa
El marxismo es en primer lugar una filosofía y un punto de vista sobre el mundo. En los escritos filosóficos de Marx y Engels no encontramos un sistema filosófico cerrado, sino una serie de brillantes puntos de vista y consejos, los cuales, si fueran desarrollados, proveerían una valiosa adición al arsenal metodológico de la ciencia.

En ningún sitio está más clara la crisis ideológica de la burguesía que en el campo de la filosofía. En sus primeras etapas, cuando la burguesía representaba el progreso, era capaz de producir grandes pensadores: Hobbes y Locke, Kant y Hegel. Pero en la época de su decadencia senil, la burguesía es incapaz de producir grandes ideas. De hecho, es incapaz de producir ningún tipo de ideas.

Ya que la burguesía moderna es incapaz de audaces generalizaciones, niega el concepto mismo de ideología. Por esa razón el discurso postmodernista habla del "fin de la ideología". Niegan el concepto de progreso simplemente porque bajo el capitalismo no es posible un progreso superior. Engels escribió una vez: "La filosofía y el estudio del mundo actual tienen la misma relación que el onanismo y el amor sexual". La filosofía burguesa moderna prefiere la primera a la segunda. En su obsesión por combatir el marxismo, ha arrastrado a la filosofía de vuelta al peor periodo de su antiguo, desgastado y estéril pasado.

El materialismo dialéctico es una visión dinámica de la comprensión del funcionamiento de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Lejos de ser una idea pasada de moda del s. XIX, es una visión sorprendentemente moderna de la naturaleza y la sociedad. La dialéctica elimina la forma fija, rígida y exánime de mirar las cosas que era característica de la antigua escuela mecánica de la física clásica. Muestra que bajo ciertas circunstancias las cosas pueden volverse en su contrario.

La noción dialéctica de que la acumulación gradual de pequeños cambios puede, en un momento crítico, transformarse en un gigantesco salto, ha recibido una notable confirmación en la moderna teoría del caos y sus derivadas. La teoría del caos ha terminado con el tipo de estrecho determinismo mecanicista reduccionista que dominó la ciencia durante más de cien años. La dialéctica marxista es una expresión del siglo XIX sobre lo que la teoría del caos expresa ahora matemáticamente: la interrelación de las cosas, la naturaleza orgánica de las relaciones entre las entidades.

El estudio de transiciones de fase constituye una de las áreas más importantes de la física contemporánea. Hay un número infinito de ejemplos sobre el mismo fenómeno. La transformación de la cantidad en calidad es una ley universal. En su libro, Ubiquity, Mark Buchanan muestra esto a través de fenómenos tan diversos como ataques al corazón, avalanchas, incendios forestales, el aumento y caída de poblaciones animales, crisis bursátiles, guerras e, incluso, mediante cambios en la moda y las escuelas de arte. Aún más asombroso, estos acontecimientos pueden expresarse mediante una fórmula matemática conocida como una ley de potencias.

Estos notables descubrimientos fueron anticipados hace mucho por Marx y Engels, los cuales pusieron la filosofía dialéctica de Hegel sobre una base racional (esto es, materialismo). En su Lógica (1813) Hegel escribió: "Se ha convertido en una broma común en la historia dejar que grandes efectos surjan de pequeñas causas". Esto fue mucho antes de que se oyera hablar del "efecto mariposa". Al igual que los terremotos o las erupciones volcánicas, las revoluciones son el resultado de la lenta acumulación de contradicciones durante un largo periodo. El proceso finalmente alcanza un punto crítico en el que se produce un salto repentino.

Materialismo histórico
Todo sistema social cree que representa la única forma posible de existencia para el ser humano. Que sus instituciones, su religión y su moralidad son la última palabra que puede ser dicha. Esto es lo que los caníbales, los sacerdotes egipcios, María Antonieta y el Zar Nicolás fervientemente creyeron. Y eso es lo que Francis Fukuyama quería demostrar cuando nos aseguró, sin el menor fundamento, que el llamado sistema de libre empresa es el único sistema posible, justo cuando está empezando a hundirse.

De la misma manera que Charles Darwin explica que las especies no son inmutables, y que poseen un pasado, un presente y un futuro, cambiando y evolucionando, Marx y Engels explican que un sistema social dado no es algo eternamente fijo. La analogía entre la sociedad y la naturaleza es, por supuesto, sólo aproximada. Pero incluso el examen más superficial de la historia muestra que la interpretación gradualista carece de base. La sociedad, al igual que la naturaleza, conoce largos periodos de cambio lento y gradual, pero incluso aquí la línea es interrumpida por avances explosivos: guerras y revoluciones, en las cuales el proceso de cambio es enormemente acelerado. De hecho, son estos acontecimientos los que actúan como el motor principal del desarrollo histórico.

La causa principal de los cambios revolucionarios es el hecho de que un sistema socio-económico particular haya alcanzado sus límites y sea incapaz de desarrollar las fuerzas productivas como antes. El marxismo analiza los motivos principales que yacen tras el desarrollo de la sociedad humana desde las más tempranas sociedades tribales hasta el día de hoy. La concepción materialista de la historia nos permite entender la historia no como una serie de incidentes inconexos e imprevistos, sino más bien como parte de un proceso comprendido e interrelacionado claramente. Son una serie de acciones y reacciones que cubren la política, la economía y todo el espectro del desarrollo social.

La relación entre todos estos fenómenos es una relación dialéctica compleja. Muy a menudo se hacen intentos de desacreditar al marxismo recurriendo a una caricatura de su método de análisis histórico. La distorsión común es que Marx y Engels "redujeron todo a la economía". Esta patente absurdidad fue contestada en muchas ocasiones por Marx y Engels, como en el siguiente extracto de la carta de Engels a Bloch:

"Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda".
El Manifiesto Comunista
El libro más moderno que uno puede leer hoy es el Manifiesto del Partido Comunista, escrito en 1848. Cierto, tal o cual detalle debería ser cambiado, pero en todo lo fundamental, sus ideas son tan relevantes y ciertas hoy como cuando fueron escritas por primera vez. Por el contrario, la inmensa mayoría de los libros escritos hace siglo y medio son hoy de un mero interés histórico.

Lo que más choca del Manifiesto es la forma en la cual anticipa los fenómenos fundamentales que ocupan nuestra atención a escala mundial en la actualidad. Veamos un ejemplo; en la época en la que Marx y Engels estaban escribiendo, el mundo de las grandes empresas multinacionales era todavía la música de un futuro muy lejano. A pesar de esto, ellos explicaron como "la empresa libre" y la competencia llevarían inevitablemente a la concentración del capital y a la monopolización de las fuerzas productivas.

Es francamente cómico leer lo dicho por los defensores del "mercado" en cuanto a los supuestos errores de Marx en esta cuestión, cuando en realidad fue una de sus más precisas, brillantes y acertadas predicciones. Hoy es totalmente indiscutible que el proceso de concentración de capital previsto por Marx ha ocurrido, está ocurriendo y, de hecho, ha alcanzado cotas sin precedentes en el curso de los últimos diez años.

Durante décadas, los sociólogos burgueses intentaron refutar estas afirmaciones y "demostrar" que la sociedad se estaba volviendo más igualitaria y que, consecuentemente, la lucha de clases era tan anticuada como el telar manual y el arado de madera. La clase obrera había desaparecido, decían, y todos éramos clase media. En cuanto a la concentración del capital, el futuro estaba con la pequeña empresa, y "lo pequeño es bello".

¡Qué irónicas suenan estas afirmaciones hoy! La economía del mundo entero está ahora dominada por no más de 200 compañías gigantes, la gran mayoría de las cuales están basadas en USA. El proceso de monopolización ha alcanzado proporciones sin precedentes. En el primer trimestre de 2006 las fusiones y las adquisiciones en USA ascendieron a 10.000 millones de dólares al día. Esta ferviente actividad no significa un desarrollo real de las fuerzas productivas, sino lo contrario. Y el ritmo de la monopolización no disminuye, sino aumenta. El 19-20 de noviembre de 2006, el valor de las fusiones y las adquisiciones en USA ascendieron al récord de 75.000 millones de dólares, ¡en sólo 24 horas! Las absorciones u OPAs (Oferta Pública de Adquisición) son una especie de canibalismo empresarial que es inevitablemente seguido de la liquidación de activos, el cierre de fábricas y despidos –esto es, la destrucción masiva y gratuita de los medios de producción y el sacrificio de miles de puestos de trabajo en el altar del beneficio–.

Al mismo tiempo, hay un incremento constante de la desigualdad. En todos los países, la proporción de los beneficios en la renta nacional está en un nivel récord, mientras que la proporción de los salarios está en un mínimo histórico. El verdadero secreto del auge actual es que los capitalistas están sacando cantidades récord de plusvalía de la clase trabajadora. En EE.UU., los trabajadores están produciendo de media un tercio más que hace diez años, aunque los salarios reales se han estancado o caído en términos reales. Los beneficios han seguido en auge y los ricos se están volviendo cada vez más ricos a expensas de la clase obrera.

Tomemos otro ejemplo aun más llamativo: la Globalización. El aplastante dominio del mercado mundial es la manifestación más importante de nuestra época, y esto se supone que es un descubrimiento reciente. De hecho, la globalización fue predicha y explicada por Marx y Engels hace más de 150 años. No obstante, cuando el Manifiesto fue escrito, no había prácticamente ningún dato empírico para sustentar tal hipótesis. La única economía capitalista realmente desarrollada era Inglaterra. Las industrias nacientes de Francia y Alemania (que no existían como una entidad unida) todavía estaban protegidas detrás de altos muros arancelarios –un hecho que es convenientemente olvidado hoy, cuando los gobiernos y economistas occidentales lanzan duros sermones al resto del mundo sobre la necesidad de abrir sus economías–.

A escala mundial, los resultados de la globalizada "economía de mercado" son horribles. En el 2000 las 200 personas más ricas tenían tanta riqueza como las 2.000 millones más pobres. Según cifras de la ONU, 1.200 millones de personas están viviendo con menos de dos dólares al día. De estos, ocho millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año porque no tienen dinero suficiente para sobrevivir. Todo el mundo está de acuerdo en que el asesinato de seis millones de personas en el Holocausto nazi fue un terrible crimen contra la humanidad, pero aquí tenemos un Holocausto silencioso que mata ocho millones de personas inocentes cada año y nadie tiene nada que decir al respecto.

Junto a la miseria y el sufrimiento humano más espantosos hay una orgía de enriquecimiento obsceno y ostentación. En todo el mundo hay en la actualidad 945 multimillonarios con una riqueza total de 3,5 billones de dólares. Muchos son ciudadanos de estadounidenses. Bill Gates tiene una fortuna personal estimada de unos 56.000 millones de dólares. Warren Buffet no va muy por detrás con 52.000 millones. Ahora, ellos alardean de que esta riqueza indecorosa se está extendiendo a "naciones más pobres". Entre los súper ricos hay 13 chinos, 14 indios y 19 rusos. ¡Y esto se supone que es motivo de celebración!

Lucha de clases
El materialismo histórico nos enseña que las condiciones determinan la conciencia. El problema es que la conciencia está rezagada detrás de la situación objetiva, las organizaciones de masas están rezagadas tras esta y, por encima de todo, los líderes de la clase obrera están más rezagados que nada o nadie. Esta es la mayor contradicción del periodo actual. Debe ser resuelto, y será resuelto.

Los idealistas siempre han presentado la conciencia como la fuerza motriz de todo el progreso humano. Pero incluso el estudio más superficial de la historia muestra que la conciencia humana siempre tiende a quedarse tras los acontecimientos. Lejos de ser revolucionaria, es innatamente y profundamente conservadora. A la mayoría de la gente no le gusta la idea del cambio, y menos aún la de una convulsión violenta que transforme las condiciones existentes. Ellos tienden a adherirse a las ideas familiares, las instituciones conocidas, la moral tradicional, la religión y los valores del orden social existente. Pero dialécticamente, las cosas se transforman en su contrario. Tarde o temprano, la conciencia se pondrá en sintonía con la realidad de una forma explosiva. Eso es precisamente lo que es una revolución.

El marxismo explica que en última instancia, la clave de todo desarrollo social es el desarrollo de las fuerzas productivas. Mientras la sociedad avanza, es decir, mientras sea capaz de desarrollar la industria, la agricultura, la ciencia y la tecnología, es vista como viable por la gran mayoría de la gente. Bajo tales condiciones, hombres y mujeres generalmente no cuestionan la sociedad existente, su moralidad y sus leyes. Por el contrario, son vistas como algo natural e inevitable: tan natural e inevitable como la salida y la puesta del sol.

Grandes acontecimientos son necesarios para permitir a las masas sacudirse la pesada carga de la tradición, el hábito y la rutina y para que abrace nuevas ideas. Tal es la posición tomada por la concepción materialista de la historia, que fue brillantemente expresada por Carlos Marx en su célebre frase "el ser social determina la conciencia". Se necesitan grandes eventos para poner al descubierto la inconsistencia del viejo orden y convencer a las masas de la necesidad de su completa destrucción. Este proceso no es automático y lleva tiempo.

En el último periodo pareció que la lucha de clases en Europa era cosa del pasado. Pero ahora, todas las contradicciones acumuladas están saliendo a la superficie, preparando el camino para una explosión de la lucha de clases en todas partes. Incluso en países como Austria, donde durante décadas la clase dominante trajo paz social mediante reformas, se están preparando acontecimientos tempestuosos. Cambios repentinos y profundos están implícitos en la situación.

Cuando Marx y Engels escribieron El Manifiesto eran dos hombres jóvenes, 29 y 27 años respectivamente. Estaban escribiendo en un periodo de negra reacción. La clase obrera estaba aparentemente inmóvil. El Manifiesto mismo fue escrito en Bruselas, donde sus autores habían sido forzados a escapar como refugiados políticos. Y sin embargo, en el momento en el que El Manifiesto Comunista vio la luz por primera vez en febrero de 1848, la revolución había entrado en erupción en las calles de París, y en los meses siguientes se extendió como un fuego arrasador a través de prácticamente la totalidad de Europa.

Estamos entrado en un periodo de máxima convulsión que durará algunos años, similar al periodo en España de 1930 a 1937. Habrá derrotas y reveses, pero bajo esas condiciones las masas aprenderán muy rápido. Claro está, no debemos exagerar: todavía estamos en los inicios de un proceso de radicalización. Pero está muy claro aquí que estamos siendo testigos del inicio de un cambio de conciencia de las masas. Cada vez más gente está cuestionando el capitalismo. Está abierta a las ideas del marxismo de una forma que no era el caso antes. En el próximo periodo ideas que estaban confinadas en pequeños grupos de revolucionarios serán abrazadas con entusiasmo por millones.

Por consiguiente, podemos responder al señor Fukuyama de esta manera: la historia no ha terminado. De hecho, apenas ha empezado. Cuando las generaciones futuras echen la vista atrás a nuestra actual "civilización", tendrán aproximadamente la misma actitud que nosotros adoptamos hacia el canibalismo. La condición previa para la consecución de un nivel más elevado de desarrollo humano es el final de la anarquía capitalista y el establecimiento de un plan racional y democrático de producción en el cual los hombres y las mujeres puedan asumir sus vidas y su destino en sus propias manos.

"¡Esto es una Utopía imposible!", nos dirán los supuestos "realistas". Pero lo que es absolutamente irreal es imaginar que los problemas que encara la humanidad pueden ser resueltos sobre la base del sistema actual, que ha traído al mundo a su actual lastimoso estado. Decir que la humanidad es incapaz de encontrar una mejor alternativa a las leyes de la jungla es una monstruosa calumnia a la raza humana.

Mediante el aprovechamiento del colosal potencial de la ciencia y la tecnología, liberándolas de las monstruosas trabas de la propiedad privada y el estado nacional, será posible resolver todos los problemas que oprimen nuestro mundo y lo amenazan de destrucción. La historia humana real sólo comenzará cuando los hombres y las mujeres hayan puesto fin a la esclavitud capitalista y hayan dado los primeros pasos hacia el reino de la libertad.

miércoles, 15 de junio de 2011

miércoles, 13 de abril de 2011

AMLO y el Nuevo Proyecto de Nación: ni un gramo de confianza en la burguesía y el imperialismo

Escrito por:Edén Alcíbar

El pasado domingo 20 de Marzo en el Auditorio Nacional, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) relanzó el Movimiento de Regeneración Nacional, mejor conocido como MORENA. Junto con ello presentó el nuevo Proyecto Alternativo de Nación el cual a lo largo de 50 puntos define el programa de gobierno que impulsará de llegar a la presidencia de la república tras las elecciones del 2012. Los 50 puntos del Proyecto Alternativo de Nación retoman y detallan aspectos planteados en los 10 puntos del proyecto alternativo de nación, tema sobre el cuál Militante ha publicado un extenso artículo de análisis (AMLO rumbo a la elecciones del 2012: por un programa socialista http://militante.org/amlo-rumbo-elecciones-2012)

Las ideas que AMLO enfatizó en su discurso reflejan no sólo su programa de gobierno, sino la política que los dirigentes del MORENA impulsarán en el movimiento. Por ello es pertinente que la base de apoyo del MORENA y del PRD debata y se involucré en la definición de la táctica a seguir rumbo al 2012 y en la elaboración de la postura que el movimiento debe tener hacia la burguesía, el imperialismo norteamericano, entre otros temas que son de vital importancia para la lucha.

Derrotar a la oligarquía

Al inicio del discurso y antes de terminarlo AMLO señaló un aspecto fundamental para el movimiento, poniendo cómo una condición para aplicar el Proyecto Alternativo de Nación, la derrota de la oligarquía: “En primer lugar, es ineludible derrotar a la oligarquía en el terreno político y por la vía pacífica para establecer en México una verdadera democracia, un gobierno del pueblo y para el pueblo”.

Antes de concluir el discurso fue más enfático en este puto y señaló cual sería la actitud de la “oligarquía” -cómo él llama a los empresarios más acaudalados y a la burocracia política que defiende sus intereses- una vez que se tratara de implementar el Proyecto Alternativo de Nación: “Tengamos presente que la oligarquía seguirá existiendo, que no los vamos a desaparecer o a desterrar, la gran diferencia será que ellos ya no tendrán el mando, que habrá un gobierno del pueblo y para el pueblo. Pero como es lógico, siempre estarán presionando para mantener y acrecentar sus privilegios, y por eso es indispensable contar con el apoyo y la participación organizada del pueblo. No olvidemos que esta lucha no es nada más para llegar al gobierno, por cargos públicos, sino para llevar a cabo la transformación del país”.

Esta perspectiva es totalmente correcta, el movimiento organizado en MORENA, donde millones de trabajadores del campo y la ciudad ven reflejadas sus aspiraciones, tiene que considerar que un cambio en la política y en la economía que mejore las condiciones de vida de las masas ha sido y seguirá siendo rechazado por la oligarquía; empresarios, banqueros, terratenientes, especuladores, la burguesía y sus representantes políticos enquistados en el Estado, han sido y seguirán siendo enemigos irreconciliables de nuestro movimiento.

Pero también y de manera muy asertiva AMLO señaló la fortaleza del movimiento: “También es importante que no nos dejemos apantallar, porque si bien es cierto que esta minoría rapaz ha llegado a acumular mucha riqueza mal habida y son los dueños de los medios de comunicación más influyentes del país, se trata de gigantes con pies de barro, porque no son más que una pandilla de delincuentes de cuello blanco. Pensemos que en nuestro movimiento participan millones de hombres y mujeres con firmes convicciones y elevados valores morales. Y esto es lo mero principal. Con mexicanos así, con gente como ustedes, lo imposible es posible. Además, ya está despertando más gente. Y me consta que se están apuntando diariamente alrededor de 10 mil ciudadanos como protagonistas del cambio verdadero”.

Reconocer que el MORENA es un movimiento antagónico a los intereses de los capitalistas y de su Estado, que para triunfar y aplicar su programa debe derrotar a la burguesía, es un gran acierto. Que los capitalistas están en todo momento “presionando para defender y acrecentar sus privilegios” y que los trabajadores organizados podemos vencerlos cómo a “gigantes con pies de barro” es una verdad indiscutible.

Ninguna vacilación en la lucha contra la oligarquía

Contrastando totalmente con la línea de argumentación inicial y final del discurso, a la hora de señalar cuáles son los ejes fundamentales del programa de MORENA, AMLO señaló importantes aspectos que desafortunadamente no se corresponden con las conclusiones señaladas anteriormente.

Sobre las medidas a tomar hacia los monopolios señaló; “Si Carlos Slim, como cualquier otro ciudadano, quiere tener un canal de televisión, no tendrá problemas, porque queremos que no sólo haya dos televisoras que acaparen toda la audiencia sino 10, 20, las que sean técnicamente posibles. De la misma forma, si Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas Pliego o cualquier otro empresario desea participar en la telefonía, podrá hacerlo, porque no debe haber, bajo ninguna consideración, monopolios”.

La política que MORENA defiende hacia los capitalistas más poderosos del país es fundamental, ya que son precisamente los Slim, Azcárraga, Salinas Pliego, etcétera, los que encabezan “la pandilla de cuello blanco” que “presionan por acrecentar sus privilegios” esta es la oligarquía que “debemos derrotar”. Los capitalistas no son mansos corderos a los cuales se les pueda domesticar o regular, presionándoles con sanciones administrativas para que cedan su poder y privilegios. En América Latina estos mismos capitalistas antes que permitir que un gobierno de izquierda afecte sus millonarios negocios, han intentado derrocarlos y reprimir la organización de la clase obrera por medio de Golpes de Estado, en contubernio con las transnacionales y el imperialismo norteamericano.

Precisamente es la experiencia de América Latina la que ha llevado a los capitalistas a la siguiente conclusión: AMLO no debe de llegar a la presidencia. Este es un aspecto que unifica al imperialismo y la burguesía nacional, por eso tiene razón AMLO cuando señala que para aplicar el programa de MORENA previamente se debe derrotar a la oligarquía, por eso es una tarea indispensable que los dirigentes del movimiento de regeneración nacional señalen inmediatamente el cómo y con qué métodos se va a derrota previamente a la oligarquía. Actualmente esta es la tarea más apremiante para el movimiento. Cualquier señalamiento, cómo el que hiso AMLO hacia Slim, Azcárraga, y Salinas Pliego, infunde confusión dentro de las filas del movimiento, al mismo tiempo que la burguesía lo toma en cuenta cómo una vacilación y síntoma de debilidad de MORENA y de su dirigente más importante.

Cualquier intento de presentar a MORENA cómo un movimiento que “representa todos los intereses” donde “todos tienen cabida” incluidos los capitalistas, infundirá desconfianza entre las masas, confusión y escepticismo entre la vanguardia del movimiento obrero, además de desprecio por parte de los capitalistas, los cuales no obstante seguirán el juego hasta donde les convenga para desprestigiar al movimiento. Dentro de esta línea es que algunas cámaras empresariales aceptaron “dialogar” con Andrés Manuel en los últimos meses. MORENA es el resultado de un movimiento proletario de masas que se ha mantenido heroicamente organizado durante los últimos cinco años; donde las bases se han pronunciado una y otra vez por una política contundente en contra de Calderón y de todos los intereses capitalistas que lo impusieron, incluidos por supuesto los intereses de Slim, Azcárraga y Salinas Pliego. ¡No hay nada que negociar con la oligarquía! ¡Contra los monopolios capitalistas, la expropiación bajo control obrero!

La política de MORENA ante el imperialismo norteamericano

Es sintomático que el primer punto del Proyecto Alternativo de Nación que presentó AMLO lo haya dedicado a la relación entre el gobierno de México y EUA. En este sentido dijo: “La relación con los Estados Unidos se fincará en el respeto a la soberanía y en la cooperación para el desarrollo”; además señaló que se revisaría el Tratado de Libre Comercio y se defenderán los derechos laborales de los mexicanos que radican en Estados Unidos.

Vale la pena señalar que el gobierno norteamericano, con Obama a la cabeza, es el representante de la oligarquía más poderosa que oprime a la clase trabajadora a nivel mundial. Las recientes publicaciones de wikileaks ilustran lo que siempre ha existido el control del imperialismo sobre la política y la economía de México, donde las decisiones más importantes de la clase dominante en nuestro país, incluidas los relacionados con los resultados electorales, se acuerdan o se imponen desde los EUA.

La relación existente entre EUA y México es una relación de dominación de un país imperialista sobre uno con una economía dependiente. El gobierno y las transnacionales norteamericanas son de hecho parte de la oligarquía que impuso a Calderón y por lo tanto también son un enemigo a tener en cuenta, pero cómo ha señalado AMLO, no debemos “dejarnos apantallar”. Las masas en nuestro continente y en el Magreb han infundido las derrotas más significativas al imperialismo norteamericano probablemente desde la derrota de su ejército en Vietnam, echando por tierra a dictaduras y gobiernos títeres, demostrando la fuerza y el poder de la clase trabajadora movilizada.

Es correcto que MORENA tome en cuenta el papel que va a jugar el gobierno norteamericano de cara a las elecciones del próximo año. En este sentido MORENA debe de extender su red de organización a los más de 10 millones de migrantes mexicanos que han sido expulsados del país por la política del PRI y el PAN, reivindicando sus derechos democráticos y laborales, además de ser un factor de presión para contrarrestar la influencia del gobierno yanqui sobre las decisiones de la clase trabajadora en nuestro país.

La fuerza del MORENA debe ponerse en acción

Al cierre del mitin AMLO pasó revista a las fuerzas del MORENA, señalando que:

“Ya contamos con dos mil comités municipales integrados por 14 mil ciudadanos, mujeres y hombres libres, conscientes y comprometidos con esta noble causa.

También hemos decidido crear un comité en cada una de las 65 mil secciones electorales del país, hasta ahora llevamos 25 mil, en los que participan cerca de 100 mil ciudadanos. A finales de este año, cuando lleguemos a la meta de los 65 mil comités seccionales, estarán participando alrededor de 250 mil dirigentes de base en todo el territorio nacional. Para entonces habremos construido la organización más importante que se haya visto en la historia de México”.

El cúmulo de fuerzas que agrupa el MORENA es un reflejo de la enorme disposición de la clase trabajadora por acabar con el gobierno de Calderón y su política, si a esto le agregamos la conclusión de AMLO –y que el movimiento comparte- de que es necesario derrotar a la oligarquía cómo una condición necesaria para llevar adelante el Proyecto Alternativo de Nación, cave hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué deben hacer los dos mil comités municipales que agrupan a 14 mil compañeros, para derrotar a la oligarquía mientras llegan las elecciones del 6 de julio de 2012? ¿Cómo pueden y que deben hacer los 25 mil comités seccionales que agrupan a cerca de 100 mil seguidores de AMLO, ante los actuales ataques de Calderón contra electricistas y mineros? ¿No acaso podríamos comenzar a infligir derrotas decisivas al gobierno de Calderón movilizando esa enorme fuerza a nivel nacional, para llevar a la victoria la lucha de todos aquellos sectores que están siendo atacados por Calderón y la burguesía? ¿No acaso una victoria en estos terrenos nos pondría en condiciones más que favorables para enfrentar la coyuntura electoral del 2012? ¿Por qué no organizar una huelga general por un aumento salarial de emergencia ante la carestía de la vida, agitando en todos los sindicatos, incluidos los que están bajo el control priista? ¿Por qué no emprender una ofensiva decisiva para quitar a los “Chuchos” de la dirección del PRD, asegurando que la candidatura de AMLO sería respaldada por este partido? ¿No acaso estas acciones representarían una derrota importante para Calderón, el PRI, el PAN, y sus compinches “Chuchos”, lo que colocaría magníficamente a nuestro movimiento de cara a julio del 2012?

AMLO y el MORENA se han puesto un objetivo muy ambicioso, agrupar a 4 millones de miembros y simpatizantes del proyecto de Regeneración Nacional, esto es del todo viable, pero la lucha de clases no se desarrolla simplemente de forma aritmética, para generar una base de apoyo activa, militante, dispuesta a defender el voto hasta sus últimas consecuencias, que es cómo se necesitará defender los votos, se requiere de movilización, se requiere frenar inmediatamente los ataques del gobierno de Calderón y del PRI contra los trabajadores, esto tendría el efecto que tuvo la derrota de Fox al querer desaforar a Andrés Manuel. Fue esa enorme movilización la que dio el grito de batalla a la clase trabajadora, la que infundió confianza en los mineros, en los profesores y campesinos pobres de Oaxaca; fueron estas batallas y victorias las que ensancharon el camino del 6 de julio del 2006.

El movimiento actualmente está más organizado, es más consiente de sus intereses históricos y de cómo defenderlos, pero requiere ponerse en acción contra todos los males que aquejan y oprimen a las masas, de esta manera el movimiento llegaría no solo a 4 millones de afiliados, además de la cantidad, el ambiente sería aun más combativo, de lucha irreconciliable contra los capitalistas, este es el estado de ánimo que se requiere para vencer y que la dirección tiene que promover entre las filas de MORENA.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Las masas impulsan la revolución en el mundo árabe. Declaración de la Corriente Marxista Revolucionaria

ESCRITO POR: CMR

¡Abajo las dictaduras proimperialistas!

¡Por una Federación Socialista Árabe!

  1. La Corriente Marxista Revolucionaria (Internacional) y El Sindicato de Estudiantes del Estado español saludamos con entusiasmo a las masas revolucionarias de Túnez, Egipto y del resto del mundo árabe. Su determinación, su heroica resistencia frente a la represión, su enorme fuerza colectiva, son un ejemplo para millones de trabajadores y jóvenes en todo el mundo, que entienden que su combate forma parte de lucha internacional que entabla la clase obrera contra la opresión capitalista e imperialista y contra un sistema que en su agonía amenaza acabar con los elementos de civilización que hemos conquistado con la movilización.
  2. Los extraordinarios acontecimientos que se están sucediendo a ritmo vertiginoso en los países árabes son un hito histórico. Estamos asistiendo a un proceso revolucionario clásico en toda la región, proceso que se inició en Túnez con el levantamiento contra la dictadura de Ben Alí, que continúa en este país contra un Gobierno que pretende reformar desde arriba el régimen para que nada cambie, que se traslada a Egipto, donde las masas han herido de muerte a la dictadura de Hosni Mubarak, y que tiene poderosas influencias en todos los países árabes y en todo el mundo.

Un punto de inflexión en la historia mundial

  1. Un proceso revolucionario no es un acto aislado, una insurrección, sino un periodo en el que las bases del sistema se tambalean por la irrupción violenta de las masas. La energía subterránea, reprimida durante años y décadas en el interior de los oprimidos, brota con fuerza. Con un poderoso ímpetu incluso los sectores más desorganizados, más despolitizados, sometidos a la brutalidad capitalista, irrumpen en la escena histórica. Una vez que lo hacen, no la abandonarán fácilmente; sus reivindicaciones más sentidas (imposibles de satisfacer bajo el capitalismo), y la experiencia práctica del enorme poder de las masas, les empujan a no volver a la situación anterior. Los pueblos árabes, y en su interior la clase obrera, que actúa de motor principal, están despertando y, por muchas maniobras que el imperialismo realice, no conseguirá dorminarlos de nuevo.
  2. Esta revolución es un punto de inflexión en la historia moderna del pueblo árabe. Por primera vez los trabajadores, jóvenes y campesinos han sido protagonistas, de principio a fin, de la lucha, de la caída de la tiranía tunecina y de la posibilidad de poner punto y final a la odiada dictadura de Mubarak. Esta vez no han apoyado a ninguna figura que tomara medidas progresistas, ni ningún golpe de Estado para acabar con una monarquía corrupta (como el que protagonizó Naser en Egipto en 1952). Esta vez están viviendo, sin interferencias, la extraordinaria experiencia del gran poder de las masas cuando actúan colectivamente. Este rasgo predetermina la existencia de un proceso alargado en el tiempo, en vez de un acontecimiento puntual.
  3. Otro aspecto histórico de la situación actual es la rápida extensión revolucionaria. Millones de árabes recuperan la confianza en la lucha, a pesar de brutales represiones y de las maniobras de la oposición domesticada y de la reacción integrista. Cómo se exprese este proceso en cada país, y con qué rapidez, depende de múltiples factores; sin embargo el proceso es general y ningún régimen árabe puede escapar a la situación de inestabilidad. Especial importancia tiene lo que pueda pasar en los dos países clave del Magreb: Argelia y Marruecos. En Argelia ha habido importantes manifestaciones a principios de enero (la represión provocó cinco muertos), y rebelión juvenil, y están convocadas para febrero lo que todo indica que serán grandes movilizaciones. En el caso marroquí, 12.000 personas se han adherido a una convocatoria hecha en Facebook, para el día 20 de febrero, por Oussama el Khlifi, un parado de 23 años, exigiendo la amnistía de los presos políticos, acabar con la corrupción, y la derogación de los poderes absolutistas de Mohamed V.
  4. La rápida extensión de la revolución, la enorme capacidad de lucha, ha sido en gran parte producto de la participación masiva de sectores habitualmente poco organizados. Jóvenes en paro, trabajadores de sectores periféricos, campesinos arruinados… Sin embargo, el papel de la clase obrera ha sido, y especialmente es, clave. Sus tradiciones organizativas, su homogeneidad, su autodisciplina colectiva, su conciencia más clara de los objetivos, y su experiencia de lucha, han determinado que fuera y sea el motor de la revolución. A diferencia de otros sectores, los trabajadores, por sus condiciones de trabajo, tienen más facilidad, no sólo para organizar la lucha, sino también para llegar a conclusiones socialistas y a poner en práctica un poder alternativo al capital: el poder obrero.
  5. La determinación de los más oprimidos, y la fuerza de la clase obrera, está arrastrando consigo a la gran mayoría de capas medias. Se trata de sectores más inestables, que en el pasado han sido base social de estos regímenes, pero que han sufrido un proceso de empobrecimiento en beneficio de las camarillas gobernantes y de las multinacionales. El desmantelamiento, a lo largo de treinta años, de los antaño poderosos sectores públicos en algunos de estos países (especialmente Argelia, Túnez, Egipto) y, en general, la opresión imperialista que ha extraído recursos a bajo precio, privatizado, y utilizado en su beneficio a las diferentes camarillas de poder, ha tenido un efecto drástico en la eliminación de las bases sociales de esos regímenes y, en el último periodo, en el auge de la lucha obrera, estudiantil y de sectores de las capas medias. Ejemplos abundantes de la adhesión de éstos sectores a la revolución los hemos visto tanto en Túnez (donde los abogados y jueces, con sus togas, encabezaban manifestaciones para intentar evitar la intervención policial), como en Egipto (miles de jueces ingresaron de forma organizada en la plaza Tahrir de El Cairo para apoyar el movimiento).

La crisis del capitalismo, detonante de la revolución

  1. La correlación de fuerzas es tan favorable que la revolución ha tenido un impacto incluso en el aparato del Estado. Las movilizaciones organizadas por la policía tunecina, inmediatamente después de la caída de Ben Alí, son significativas; los manifestantes reclamaban la creación de un sindicato policial, mejoras laborales y, especialmente, la depuración de sus mandos, responsables de la criminal represión que se ha llevado por delante, según algunas fuentes, a ciento cincuenta personas. Estos policías gritaban ‘No queremos ser represores de nuestro pueblo’, y se sumaron a las manifestaciones diarias contra el Gobierno ‘de unidad nacional’ que sustituyó a Ben Alí. Las escenas de confraternización con los soldados y suboficiales con las masas en la calle, tanto en Túnez como en Egipto, son la mejor prueba del impacto tremendo de la revolución.
  2. Esta revolución no se puede entender fuera del contexto internacional. Su razón de fondo es la crisis orgánica del capitalismo. El anterior boom económico mundial no benefició a las masas árabes, al contrario. El alto precio del petróleo y el gas natural, productos claves de muchos de estos países, sólo lucró a las camarillas dirigentes y a las multinacionales petroleras y gasísticas, mientras la población sufría el mismo proceso de privatizaciones y saqueo que el resto de países explotados por el imperialismo. El colapso de la URSS y la degeneración del sector de la burguesía, la intelectualidad pequeñoburguesa, y la burocracia, que se consideraban a sí mismos el ala nacionalista y progresista de la sociedad, y que políticamente se expresaron en el baasismo y en el naserismo, dejó huérfanas a las masas en los años 90, abonando el terreno para la penetración del integrismo, especialmente entre el campesinado y capas medias urbanas. En ese periodo, las cúpulas de la mayoría de los partidos comunistas oficiales del mundo árabe, estalinistas, culminaron su proceso de degeneración, renegando en muchos casos del marxismo, y participando en las instituciones corruptas de los regímenes proimperialistas.
  3. La crisis económica actual ha empeorado la situación de las masas. El símbolo de la lucha, en sus primeros embates, fueron los manifestantes empuñando barras de pan, y es que la lucha contra el aumento abusivo, especialmente desde 2008, de los precios de los productos básicos, fue uno de los detonantes de la revolución, de igual forma que lo fue de las llamadas revueltas del pan que se extendieron por todo el Magreb en los 80. En gran parte, ese aumento de los precios es debido a la intensa especulación mundial en el mercado de la alimentación, mercado que es uno de los principales refugios de los especuladores que huyen del pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
  4. Este contexto de crisis estructural del capitalismo condiciona, no sólo el origen de la revolución, sino también en qué dirección se encamina y qué tareas tiene por delante. La consecución de plenos derechos democráticos, y de conquistas sociales, al menos de forma permanente, está descartada dentro de este sistema. El imperialismo no se puede permitir relajar el brazo de hierro con el que ahoga a los trabajadores y otros sectores, en época de crisis. Ni siquiera puede permitir las conquistas sociales arrancadas por la clase obrera, en los países más desarrollados; incluso en Europa o Estados Unidos los derechos democráticos están en regresión.
  5. La revolución abierta no es más que parte (pero una parte muy importante) del proceso de lucha de clases que se está dando a escala mundial, y que adquiere diferentes expresiones y ritmos (proceso prolongado de revolución en América Latina, auge de la lucha de masas y explosiones sociales en Europa, etc.). En última instancia, se trata de un hondo conflicto por quién determinará el futuro: si la burguesía, que se aferra al poder arrastrando a la humanidad hacia el abismo, o la clase obrera, que es mayoritaria en el mundo y que tiene la fuerza potencial para acabar con el capitalismo y dirigir una nueva sociedad, la sociedad socialista.

Correlación de fuerzas favorable a la revolución

  1. El imperialismo ha sido cogido de sorpresa por la revolución. No habían previsto una insurrección de esta naturaleza. En plena batalla por la imposición de medidas antiobreras en cada país (que provocan una fuerte resistencia), y por la lucha por la hegemonía en el mercado mundial, cada burguesía imperialista se encuentra con dificultades crecientes por mantener su dominio de la misma forma que antes. A las fracasadas ocupaciones de Irak y Afganistán, al proceso revolucionario en América Latina, y a las guerras comerciales abiertas entre Estados Unidos, China, Alemania, etc., se suma ahora una extrema dificultad en mantener la opresión imperialista en los países árabes. Ésta va a chocar, choca ya, con la determinación de los oprimidos que están empezando a ser conscientes de su fuerza.
  2. La correlación de fuerzas desfavorable para el imperialismo le está obligando a un súbito cambio de estrategia. El abanderado es Estados Unidos. Hillary Clinton, secretaria de Estado, avisa a sus compañeros de clase de la tormenta perfecta que se está gestando en el mundo árabe, y de que el status quo es insostenible. También ha advertido a los regímenes proimperialistas: si no cambian chocarán aún más profundamente con las masas. No cabe decir que el cambio que estimula Estados Unidos no tiene nada que ver con la resolución de los problemas sociales, ni siquiera con la implantación de democracias burguesas formales. Se trata de garantizar su dominio (y el de las camarillas cómplices) sobre estos países, a través de nuevas formas, formas más sutiles. Es decir, de implicar a la oposición organizada en las instituciones, de hacer cambios cosméticos, de desprenderse de los elementos más putrefactos y odiados que tan buenos servicios han rendido hasta ahora.

Sin embargo, esta estrategia también tiene muchos interrogantes. Si estas reformas se producen al calor de la movilización masiva, la estimularán más. Tanto si son valoradas como insuficientes, como si son vistas como pequeños pasos adelante, la conclusión del movimiento será clara: tenemos fuerza, el enemigo es débil, por lo tanto hay que redoblar la lucha. Por otra parte, la mayoría de partidos de oposición no tiene autoridad suficiente entre las masas como para actuar de freno de ellas. Reformas como las que pretenden los imperialistas sólo podrán tener efecto si el movimiento se frustra por causas internas al propio movimiento, en definitiva por la falta de un programa y de una organización consecuentemente revolucionarias, que sepa enfrentar cada una de las tareas que la situación plantea.

  1. Con este cambio de estrategia el imperialismo también pretende hacer olvidar su papel decisivo en el mantenimiento de estos regímenes odiados. Es curioso que todas esas preocupaciones seudodemocráticas hayan surgido cuando un dictador ha caído, otro está a punto, y los demás temen con razón por su futuro. Lo que realmente pretenden es evitar por todos los medios la revolución o, mejor dicho, que triunfe. En la misma reunión en que Clinton pronunció su advertencia (la Conferencia de Seguridad de Munich del 4 de febrero), la canciller alemana Angela Merkel fue clara: “Unas elecciones precipitadas al inicio del proceso de democratización [en Egipto] probablemente sea el enfoque equivocado”, porque no daría tiempo a “los partidos y las instituciones” a organizarse, ya que la marcha forzada de Mubarak podría ocasionar un vacío de poder peligroso (DiarioEl País, 5-II-11). El mismo periódico señala en su edición del día anterior: “los círculos de poder más próximos a Mubarak temen que la dimisión del presidente no sea suficiente para calmar a la exacerbada oposición”, y lo explica mejor Leslie H. Gelb, político del régimen: “Lo que le preocupa a Mubarak es que, si acepta, haya más peticiones (…). Visto que no está negociando con una entidad legal, sino con las masas, ¿cómo sabe que no le van a exigir algo más mañana?”. El primer ministro británico, David Cameron, según la misma fuente, consideró “que la transición tiene que ser rápida, y que toda demora amenaza con convertir la situación en más inestable y potencialmente más problemática para Occidente”. En definitiva, con más o menos concesiones (incluyendo la cabeza de Mubarak), con ritmos más pausados o más lentos, el imperialismo apuesta por retomar el sistema de dominación sobre nuevas bases. En todas sus hipótesis se cuela la variable de las masas, que más que nunca escapa a su control.
  2. Esta nueva estrategia no significa que, en un determinado momento, se pueda descartar en absoluto la represión masiva del movimiento, incluso a través de la intervención militar directa (Estados Unidos tiene planes de ocupar el canal de Suez antes de perder su control), especialmente si se llegan a tocar las bases mismas de la explotación capitalista (por ejemplo, la nacionalización de las propiedades imperialistas). No existen aquí cuestiones de principio, sino intereses concretos de clase. Incluso si la revolución no llega tan lejos, inevitablemente, el imperialismo y las burguesías de estos países intentarán tomar el control completo de la sociedad, para lo cual necesitarán machacar a las masas con un baño de sangre. Continuar la revolución hasta el final, basándose en la fuerza colectiva, es la mejor forma de evitar o derrotar cualquier intento de represión masiva.

Maniobras imperialistas

  1. Cualquier posibilidad de regímenes democráticos burgueses estables está absolutamente descartado. El tímido reconocimiento oficial de ciertos derechos (derechos que de hecho están siendo aplicados por el movimiento sin pedir permiso a nadie), y de ciertas mejoras sociales, sólo son concesiones temporales, una demostración de la correlación de fuerzas, pero no puede durar. Si la situación se decanta a favor de la revolución, será ésta quien garantice plenos derechos democráticos y sociales. Por el contrario, si la revolución se debilita, el imperialismo se impondrá con todas sus consecuencias dramáticas para las masas. Mientras tanto, veremos todo tipo de equilibrios inestables entre las dos clases fundamentales de la sociedad: burguesía y proletariado.
  2. Denunciamos ante las masas revolucionarias el papel de los diferentes políticos burgueses y pequeñoburgueses, que intentan aplicar esta táctica imperialista, desvirtuando y usurpando la revolución. Precisamente porque la clase obrera, el campesinado y otros sectores oprimidos no pararán su lucha hasta conseguir una mejora fundamental en su nivel de vida, es por lo que la burguesía y los imperialistas no pueden permitir, salvo coyunturalmente, el ejercicio real de los derechos democráticos. Saben muy bien que los oprimidos ejercerán esos derechos para organizarse mejor, y para luchar por sus objetivos sociales, que no pueden tener satisfacción bajo el capitalismo. Saben muy bien, por tanto, que los cimientos de su sistema podrían derrumbarse si el movimiento, que se siente fuerte, utiliza esas conquistas democráticas para tomar el poder real.
  3. En el caso de Túnez, la revolución se encuentra en una segunda fase a partir de la huida de Ben Alí. Una de las peculiaridades del proceso aquí es la participación en la insurrección de las bases de la UGTT (Unión General Tunecina de Trabajadores). La Unión, de hondas tradiciones históricas, mantuvo una posición contradictoria ante el régimen, de colaboración en su cúpula, y de oposición en muchos de sus sindicatos locales y sectoriales. Ante la falta de un partido obrero de oposición real con presencia entre las masas, el sindicato ha sido el referente de la insurrección. En algunos sitios ha espoleado el movimiento, en otros se ha adherido a él renqueando.
  4. Del 14 de enero, día de la huida de Ben Alí, al 17 de enero, día en que se formó el Gobierno actual, transcurrieron unas jornadas clave. En esos días las masas tenían el poder real, y la posibilidad de formalizarlo con un Gobierno revolucionario, pero no tenían ninguna organización, al menos de importancia, que les hiciera conscientes de esta posibilidad. Desde antes de que huyera Ben Alí, su camarilla, la cúpula del Ejército, y el imperialismo, maniobraron para arrebatar su victoria al movimiento. Mohamed Ghanuchi, primer ministro del dictador, se hizo cargo del poder formal, alegando la incapacidad ‘temporal’ de Ben Alí para gobernar. Esto no era en absoluto suficiente para parar la revolución, por eso el propio régimen en retirada impuso a Fouad Mebazaa (hasta entonces presidente del Parlamento) como presidente interino, prometió amnistía y elecciones inmediatas, y llamó a la formación de un ‘Gobierno de unidad nacional’ con miembros de RCD (Agrupación Constitucional Democrática, el partido de la dictadura), de la oposición legal (sin autoridad ante el movimiento) y, especialmente, de la UGTT. La idea de la ‘unidad nacional’ es una gran trampa, ¿qué unidad nacional puede haber entre los que se han lucrado con la dictadura y los que han sido oprimidos por los primeros?, ¿entre los que quieren ahogar la revolución —aunque ahora digan que están a favor— y los que no tienen nada que perder, salvo sus cadenas?
  5. Con esta maniobra el capital nacional e internacional quería retomar el control de la situación, calmar a las masas, que volvieran a casa los manifestantes que permanecían enfrente del Ministerio del Interior. Pero no fue así. La presión popular obligó a los recién nombrados ministros de la UGTT a dimitir, a salir del Parlamento y otros órganos y a no reconocer ninguna de las instituciones de la dictadura (es decir, de las instituciones burguesas). La revolución no aceptó un Gobierno con participación de miembros de RCD, y se mantuvo firme exigiendo su expulsión del Gobierno, la disolución del partido y la confiscación de sus bienes. Los manifestantes, intentaron tomar la sede de RCD. Durante días la reacción no pudo controlar la situación; se sucedieron las marchas a la sede de la UGTT para presionar. Si en ese momento el sindicato hubiera creado un órgano de gobierno revolucionario provisional, encargado de extender los comités que se estaban organizando, con el fin de preparar una alternativa de Estado al Estado burgués, una Asamblea Revolucionaria de Comités, con delegados elegidos directamente por la población y revocables, habría tenido un impacto tremendo. Finalmente, la cúpula de la UGTT, después de una reñida discusión, decidió apoyar la última propuesta de Gobierno presentada, que implica la salida de los miembros de RCD manteniendo en su puesto a Mohamed Ghanuchi. Su argumento fue ‘preservar la estabilidad’. Eso sí, no se atrevió a aceptar su participación en el Gobierno.
  6. El movimiento en Túnez necesita de experiencias como éstas para entender las tareas del momento. La revolución no ha terminado, las masas desconfían intuitivamente de este Gobierno, y no van a esperar para intentar solucionar sus problemas más inmediatos. Mientras los ministros corren a presentarse en el Foro de Davos y calmar al capital internacional, las masas intentan completar la revolución. En poblaciones de algunas regiones, como Susa o Siliana, las autoridades del régimen huyeron y la población movilizada les ha sustituido con comités revolucionarios. En El Kef, el intento de asalto, por parte de las masas, a una comisaría, el 6 de febrero, exigiendo la dimisión de los responsables policiales, ha tenido el resultado de cuatro muertos.
  7. A las reivindicaciones democráticas y sociales (depuración profunda de la policía y el aparato del Estado; derecho de manifestación, huelga, organización; disolución de RCD; expropiación de sus bienes y los de toda la camarilla de Ben Alí; enjuiciamiento de todos los responsables de la dictadura; renacionalización de todas las empresas privatizadas y de las concesiones al imperialismo; aumento general de salarios y tope para los precios de los productos básicos; reforma agraria, etc.) hay que añadir la consigna de la huelga general indefinida para derribar al Gobierno y la de creación y extensión de comités revolucionarios en cada barrio, empresa, Universidad, coordinándolos a nivel local y nacional. Para esta tarea es imprescindible un trabajo sistemático, tanto directamente en el movimiento, como dentro de la UGTT, apoyándose en los sectores combativos para presionar y en determinado momento sustituir a los elementos burocráticos.
  8. Egipto es el país clave en el mundo árabe, tanto por su población de 80 millones como por su peso económico, cultural e histórico. El martes 25 de enero comenzaron las manifestaciones, y, desde el viernes 28 hasta el viernes 4 de febrero, millones de personas se han hecho con el control de las calles, no sólo en El Cairo, sino también en Alejandría, Suez y las principales ciudades. El referente del movimiento es la ocupada plaza Tahrir, donde existe un nivel de organización impresionante, con controles para evitar el paso de provocadores, puntos sanitarios, provisión de suministros, recogida de basura, actividades lúdicas y culturales, etc. La determinación de las masas ha podido superar los diferentes obstáculos con los que se han encontrado: la feroz represión policial (se habla de cientos de muertos), la presencia intimidante del Ejército desde el domingo 30, la maniobra de presentar a policías sin uniforme, mercenarios y fascistas como ‘manifestantes pro Mubarak’ y de enfrentarlos, armados y muy bien organizados, a los revolucionarios de la plaza Tahrir, para desalojarla o al menos dar la impresión de caos. Tras este grave ataque, que provocó varios muertos el lunes 31, pero que no consiguió el desalojo de la plaza ante el arrojo de su defensa, la siguiente convocatoria, el viernes 4, no sólo no fue menor, sino que ha sido la más masiva hasta la fecha.
  9. Existe una coyuntura extremadamente inestable que se puede romper por cualquier lado. A pesar de la tremenda fuerza del movimiento, Mubarak no ha caído. El equilibrio está en el punto de ruptura, una situación así no se puede mantener por más tiempo. Mubarak no puede gobernar, con millones de personas paralizando la producción y retándole en las calles. No puede reafirmar su autoridad cuando dos semanas de toque de queda han sido desobedecidos sistemáticamente por la población. Pero las masivas manifestaciones, sin más, no siempre son suficientes para echar a un dictador (y, de hecho, normalmente no lo son).

Todo apunta a que intentarán llegar a un acuerdo temporal con la oposición, bendecido por el imperialismo e incluso el propio Mubarak. Como hemos dicho, los imperialistas quieren apartarle del poder, pero pretenden presentarlo como parte de un acuerdo y no como consecuencia directa de la acción de masas. Controlar desde arriba los sucesivos pasos hacia un régimen similar con formas más sutiles, que el movimiento no sea consciente de su fuerza, y retomar el control de la situación. ¡También la clase dominante saca sus conclusiones de Túnez!

Dicho esto, existe una feroz resistencia de una parte del aparato estatal a perder poder, que incluye el intento de utilizar el Ejército para un baño de sangre que dé una lección a la revolución. Si el régimen no mide bien provocaciones e intenta forzar el desalojo violento de la plaza Tahrir, o impulsar la represión a una escala superior movilizando el ejército, podrían estimular la respuesta de las masas, y la división de las tropas. En cualquier caso, las últimas maniobras de Mubarak aferrándose al poder, sólo alimentan la furia de la población y la entrada de nuevos sectores a la lucha. La desesperación de Israel y de Arabia Saudí para mantener al viejo dictador, y evitar la extensión de la revolución a toda la zona, se puede convertir en la chispa que incendie con más intensidad la llama de la rebelión. Eso lo saben los imperialistas estadounidenses y de ahí su búsqueda incesante de una salida que pueda evitar una profundización de la insurrección. La perspectiva de la caída de Mubarak no disminuye con sus maniobras de última hora, en todo caso, esta resistencia sólo acrecentará la firme voluntad entre las masas de continuar la lucha.

  1. Tanto en Túnez como en Egipto, las maniobras para descarrilar la revolución tienen aliados. Por un lado, se trata de los opositores legales al régimen, alternativas burguesas que Estados Unidos mima desde hace tiempo. Es el caso de Mohamed el Baradei, que intenta presentarse como líder de la revolución. Por otro, organizaciones integristas como En Nahda en Túnez o los Hermanos Musulmanes en Egipto. Estas organizaciones tienen un programa tan reaccionario en lo económico (defienden el capitalismo) como en lo social, y no han participado prácticamente en las luchas de masas contra el régimen, haciendo un papel de contención. A pesar de toda la demagogia del imperialismo sobre los fundamentalistas, con la pretensión de arrojar arena a los ojos de los trabajadores occidentales vinculando la revolución con la reacción integrista, las grandes potencias occidentales estarían dispuestos a llegar a acuerdos con ellos para descarrilar la revolución. Por último, el programa estalinista defendido por la mayoría de los Partidos Comunistas del mundo árabe, basado en las dos etapas, primero un desarrollo prolongado de un capitalismo nacional que llevaría, supuestamente, a la realización de las tareas democrático-burguesas dejando para un tiempo indefinido la lucha por el socialismo, y su política de colaboración de clases buscando alianzas con un supuesto sector nacionalista, progresista, antiimperialista, dentro de las diferentes burguesías nacionales, o del aparato del Estado o del Ejército, les ha llevado a una crisis profunda y a su descrédito ante amplios sectores de las masas.
  2. Desgraciadamente para sus planes, ninguna de estas organizaciones tienen autoridad ante la gran mayoría de los participantes en la lucha, y especialmente no la tienen entre la clase obrera y entre los sectores más oprimidos que han despertado. No han estimulado la movilización, no la han orientado, ni siquiera se han desmarcado del régimen hasta el momento mismo en que estaba ya en la picota. Esto significa que tendrán enormes problemas para hacer tragar a las masas acuerdos o Gobiernos de ‘unidad nacional’. En el caso de Egipto, el primer intento serio de descarrilar la movilización fue la formación de un ‘consejo de sabios’, que llamó a ‘considerar’ la negociación directa con Mubarak o su vicepresidente, Omar Suleimán, idea rechazada por los manifestantes, que obviamente no se contentan con menos que con la caída del dictador. Este Consejo de Sabios incluye a políticos del régimen, ‘analistas’ y capitalistas como Naguib Sawiris. En estos momentos la oposición legal y los Hermanos Musulmanes, después de negarse a negociar ‘mientras no dimita Mubarak’, ya están lo haciendo, demostrando que sólo ven en la revolución un medio para intentar encaramarse al poder respetando las estructuras políticas y económicas del sistema.

El papel central de la clase obrera y la lucha huelguista

  1. En Egipto, como en Túnez, la cuestión decisiva es la entrada en la acción de la clase obrera organizada y el papel de los Comités que se están formando en numerosas localidades. La extensión del movimiento huelguístico en Egipto es una señal inequívoca del carácter clasista de la revolución, y del papel central de la clase obrera en la actual rebelión. Millones de trabajadores egipcios han despertado a la lucha no sólo contra el dictador, sino por la mejora inmediata de sus condiciones salariales y de vida. Este es un factor decisivo. Correctamente, para la clase obrera egipcia tumbar al dictador va ligado a una transformación radical de sus miserables condiciones de existencia: el 40% de la población egipcia vive con menos de un euro al día, y los salarios de los trabajadores, para mayor beneficio de las multinacionales imperialistas y sus aliados nacionales, son de miseria. Ahora, con su acción, los trabajadores están poniendo en cuestión las bases de dominación burguesa. La huelga de los 6.000 trabajadores de mantenimiento del canal de Suez ha hecho saltar todas las alarmas. Los huelguistas del canal han prendido la mecha de una rebelión obrera que se extiende por todo el país, y en primer término al sector textil, que es la columna vertebral de la economía egipcia. La mayor empresa pública del textil, Misr, con 24.000 empleados y situada en Mala Kubra (delta del Nilo), inició el 10 de febrero una huelga indefinida, y la lucha se extiende también a la planta textil de Suez Trust. En Alejandría, decenas de miles de trabajadores de la enseñanza y de la sanidad se han declarado en huelga. Exactamente igual que los trabajadores de Telecom Egypt en el Ciaro y otras ciudades del país. El diario opositor Al Shoruk habla de que el “tsunami de Tahrir se contagia a los trabajadores. La ira llega a los sindicalistas”. Las huelgas se extienden a todos los sectores, como la Compañía del Carbón Egipcia, la Compañía Nacional de Cemento, la empresa pública del petróleo, los ferrocarriles, los autobuses públicos de El Cairo, o grandes comercios. “La clase trabajadora ha irrumpido en la arena con toda su fuerza. La suerte del régimen de Mubarak estará sellada muy pronto”, señala el conocido bloguero Osma al-Hamalawy.
  2. Por otra parte, el día 30 de enero se formó la Federación Egipcia de Sindicatos Independientes, que aúna a trabajadores de la industria y servicios públicos y a jubilados, y que en su declaración pública “invita a todos los trabajadores egipcios a crear comités civiles para defender sus lugares de trabajo, a los trabajadores y a los ciudadanos en estos momentos críticos y a organizar acciones de protesta y huelgas en los lugares de trabajo, con excepción de los lugares de trabajo en sectores vitales, para que se lleven a cabo las demandas del pueblo egipcio”.
  3. Es vital extender la lucha huelguista hasta hacerla confluir en una huelga general insurreccional contra la dictadura, y fortalecer los comités obreros que están surgiendo en numerosas localidades como órganos de poder de la revolución. Estos comités, junto con los sindicatos obreros independientes y clasistas deben tomar en sus manos la tarea de la autodefensa de la revolución (defensa de los locales sindicales y de los manifestantes, proselitismo entre las tropas, etc.).

Por un programa y una estrategia para el triunfo de la revolución

  1. La convocatoria de elecciones libres, tan ansiado por el movimiento, en manos de la reacción es un señuelo (en forma de promesa vaga) para vaciar de contenido revolucionario al movimiento. Los imperialistas y la burguesía árabe intentan centrar la atención en este punto y esconder el profundo contenido social de la revolución. Las palabras ‘libertades democráticas’ suenan igual, pero significan distinto, en boca de los burgueses y de los obreros. Para los primeros, sólo puede significar levantar un escenario aparentemente democrático, donde se discutan cuestiones menores mientras las decisiones fundamentales las sigan tomando ellos (la burguesía árabe y los imperialistas), a la vez que ponen todas las trabas necesarias para que esas libertades formales no puedan poner en cuestión quién tiene el poder real. Para los trabajadores, ‘libertades democráticas’ significa plenos derechos de organización, de expresión, de manifestación y mejoras materiales que les permitan avanzar en su lucha por una vida sin explotación. Sólo con un programa socialista será posible una democracia real, la democracia de los trabajadores y el resto de oprimidos.
  2. La situación actual en los países árabes reivindica plenamente la teoría de la revolución permanente desarrollada por León Trotsky. La única posibilidad de realizar plenamente las aspiraciones democráticas de las masas, y mejorar radicalmente sus condiciones de vida, es tomando medidas decisivas contra el imperialismo y el capitalismo. Expropiando las multinacionales que han robado la propiedad estatal y saquean los recursos naturales de estos países; las empresas de las camarillas dirigentes, y militares; la banca, y otras grandes empresas capitalistas; incautando las extensiones de tierra de los grandes propietarios y llevando a cabo una auténtica reforma agraria en beneficio de las masas campesinas, la población tendría los medios para elevar los salarios, desarrollar las infraestructuras, establecer servicios sociales, sanidad y educación pública y se podría ofrecer una vida digna a toda la población. La más amplia y profunda democracia, por la que luchan las masas oprimidas, sólo puede realizarse de forma concreta acabando con el poder del imperialismo y de la burguesía árabe, que son las dos fuerzas que están detrás de todas estas crueles dictaduras. La clase obrera árabe, encabezando a todos los oprimidos de la sociedad, debe tomar el poder en sus manos, igual que hicieron los trabajadores y campesinos pobres en Rusia durante la revolución de octubre de 1917. Sólo así, estableciendo las bases para un Estado obrero y socialista, es posible garantizar un amplio desarrollo económico, social y cultural del pueblo árabe.
  3. Las revoluciones en Túnez y Egipto han puesto en evidencia, una vez más, que los oprimidos sólo podemos confiar en nuestra propia fuerza y organización y en los métodos de lucha de la clase obrera (huelgas y movilizaciones de masas, desarrollo de asambleas, comités elegibles y revocables…) para conseguir nuestros objetivos. El auténtico carácter de líderes como el Presidente libio Muammar el Gadafi y otros —que durante años han intentado presentarse como luchadores antiimperialistas y que en algunos países en revolución como Venezuela o Bolivia todavía son considerados como tales— ha quedado en evidencia. Gadafi apoyó a Ben Alí hasta que ya era un hecho que la acción revolucionaria de las masas y en particular de la clase obrera había obligado al dictador tunecino a huir del país. Gadafi también ha sido, curiosamente junto a líderes sionistas de Israel como Netanyahu y Simón Peres, los que con más ahínco defienden la continuidad de Mubarak en el poder y temen el movimiento revolucionario de las masas árabes. Esto contiene una importante lección para las masas. Como ya hemos dicho, ningún líder o gobierno burgués o pequeño-burgués que se mantenga dentro del capitalismo, podrá defender sincera y consecuentemente los intereses de los jóvenes, trabajadores y campesinos del mundo árabe. Por mucho que en un determinado momento algunos de estos líderes puedan llenarse la boca de retórica nacionalista o antiimperialista para labrarse una base social entre sectores de las masas, o incluso si en un determinado momento a causa de sus propios intereses tienen choques y desencuentros con el imperialismo, finalmente su carácter e intereses de clase entrarán en contradicción con los intereses y necesidades de las masas y harán todo lo posible por frenar y, si no pueden, reprimir la organización y movilización de la clase obrera y el resto de los explotados.
  4. La estructura del Estado burgués no sirve para los fines de una democracia obrera. Es necesario crear las condiciones para la sustitución de las podridas estructuras de la dictadura, que ahora pretenden restaurar con un barniz democrático, por la estructura que, de forma irregular, inconstante, imperfecta, está surgiendo en Túnez y Egipto: los comités de diferente tipo que agrupan a las masas organizadas, especialmente de la clase obrera. Mantener contra viento y marea esos comités, extenderlos, coordinarlos, y perfeccionarlos, organizando las tareas, no sólo de la lucha, sino también de todos los aspectos de la vida social, sentará las bases para sustituir el caduco Estado burgués por un Estado mil veces más participativo y democrático: un Estado de los comités, un Estado socialista, donde cada representante sea elegido y revocable por la asamblea que lo elige, donde ninguno cobre más que el salario medio de un obrero cualificado, donde las funciones de representación se empiecen a realizar de forma rotatoria, y donde el pueblo organizado y armado sustituya al ejército permanente. Esta democracia de los comités podrá garantizar la máxima libertad de expresión y organización, sin mayor límite, evidentemente, que las medidas necesarias para contrarrestar la resistencia violenta de la reacción.
  5. Mientras los activistas, y especialmente la clase obrera, lucha por extender y profundizar los comités, y se crean las condiciones para que ésta dirija al resto de la sociedad hacia la toma del poder, es necesario desenmascarar todas las maniobras pseudodemocráticas del imperialismo. Como los maquillajes baratos de los antiguos regímenes están siendo insuficientes para aplacar la revolución, es previsible, en determinado momento, que adopten la bandera, aparentemente rupturista, de la Asamblea Constituyente. La convocatoria, o la promesa de convocar una Asamblea Constituyente, es un engaño. Sin tocar las bases materiales del poder de la burguesía, cualquier tipo de asamblea se enredará en todo tipo de discusiones y maniobras parlamentaristas, que polemizarán sobre aspectos secundarios. Mientras, los oprimidos, los protagonistas de la insurrección, verán pasar el tiempo sin ninguna perspectiva concreta de solución de sus perentorios problemas: el paro, la carestía de la vida, la explotación, la reforma agraria, la depuración del Estado. De esta forma la clase dominante intentará cansar al sector más consciente y activo de las masas, aislarlo del resto y recuperar plenamente su control.
  6. Es imprescindible contraponer a esta consigna vacía, de la que ya se hacen eco algunos grupos de izquierda, la de un Parlamento Revolucionario basado en poder de los comités, con diputados elegidos por estos comités revolucionarios, cuyo objetivo sea llevar hasta el final la revolución, rompiendo con todos los elementos del viejo régimen, aplicando sin ningún tipo de concesión las profundas reivindicaciones democráticas, y las medidas socialistas de lucha contra el capital necesarias para llenarlas de contenido. Un llamamiento a desarrollar el poder de los comités, establecer este parlamento revolucionario y un gobierno obrero y socialista, electrizaría la participación de todos los oprimidos.
  7. Para la defensa de este programa se hace urgente y necesaria la construcción de un referente político genuinamente revolucionario y marxista, capaz de agrupar a los sectores más combativos y conscientes de la clase obrera y de la juventud árabe, y tras ellos al conjunto de las masas oprimidas. La existencia de un partido marxista con raíces en el movimiento es la única garantía para neutralizar eficazmente las inevitables maniobras de la burguesía y del imperialismo, consistentes en impulsar alianzas “de todos los demócratas” y promover a “amigos del pueblo” con el fin de anular la acción independiente de la clase obrera y descarrilar el proceso revolucionario. La tremenda energía de las masas revolucionarias es imprescindible para completar la revolución. Pero no es suficiente. Es necesario organizar a los sectores más avanzados del movimiento obrero, y otros sectores, aprender de cada lección de estos acontecimientos, de la rica experiencia de la lucha de clases a nivel internacional, formarse en el socialismo científico, el marxismo, y poner las bases para un partido revolucionario de masas que encauce toda esa energía hacia la victoria. Esta tarea es la que justifica la existencia de la Corriente Marxista Revolucionaria (Internacional).
  8. El destino de la revolución árabe está íntimamente ligado al futuro de la revolución en todo el mundo, y al revés. En la reunión de seguridad de Munich ya citada, Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN, expresó lo siguiente: “Acontecimientos vertiginosos se están produciendo en Egipto, Túnez y otros países (…). El resultado de estas revueltas es incierto. Sus consecuencias a largo plazo, impredecibles. Pero una cosa queda clara: las placas tectónicas se están moviendo (…). En juego, en este tiempo, no está sólo la economía mundial: también el orden mundial.” Estas declaraciones van al meollo de la relación entre estos acontecimientos y las perspectivas para lucha de clases a escala mundial. La experiencia de la URSS y de tantos otros pueblos demuestra que el socialismo no se puede hacer sin la participación consciente de las masas, y tampoco sin su extensión a nivel mundial, en un determinado periodo de tiempo. Por otra parte, de igual forma que la revolución en América Latina, este grandioso acontecimiento impacta sobre la conciencia de millones de trabajadores. Después de mucho tiempo, las masas empiezan a ver la posibilidad de cambiar las cosas de una forma decisiva, a través de la fuerza colectiva e imprimiendo un carácter internacional a la lucha. Por eso, hoy más que nunca, la lucha de los oprimidos exige de un programa socialista e internacionalista en defensa de la creación de una Federación Socialista Árabe, para acabar con el atraso, la miseria, el sectarismo y el integrismo religioso. Los trabajadores de todo el mundo cumpliremos con nuestra tarea y brindaremos todo el apoyo a la magnífica revolución de las masas árabes enarbolando la consigna que hiciera famosa Rosa Luxemburgo ¡Socialismo o barbarie!

domingo, 16 de enero de 2011

TODAS LAS SANGRES

Cumplimos con nuestros compañeros del Colectivo Ideacción, una organización, que fieles a sus principios vienen cumpliendo un rol importante en la formación y educación social. Aquí el afiche publicado para tal evento, que se desarrollara en el Auditorium de la Universidad Privada de Tacna, en la Av. San Martin, el día 18 de Enero, a las 6:30 pm. Una actividad que promete mucho interés artístico. No era para menos , todas las actividades que organiza el Colectivo, son de gran importancia.
Nosotros no podemos faltar, y nos atrevemos hacer extensiva la invitación.


sábado, 15 de enero de 2011

Producto de la indiferencia de los gobiernos y la avaricia capitalista: Más de una tragedia anunciada en Río de Janeiro

Escrito por: LER-QI

fuente original: http://www.ler-qi.org/spip.php?article2721

Más de una gran tragedia ocurrió en Río de Janeiro, esta vez en la región montañosa. En el momento en que escribimos esta declaración había más de trescientas personas murieron en Teresópolis, Nova Friburgo y Petrópolis, donde miles de personas están abandonadas a su suerte

y miles más están sin hogar o se refugiaron en las escuelas. Las imágenes de televisión muestran, una vez más, los trabajadores y residentes de Teresópolis cavar entre los escombros con sus manos para tratar de salvar vidas, porque no hay equipo, los bomberos y los funcionarios locales o estatales capacitados. Estas muertes y las personas desplazadas son el producto de la indiferencia de los gobiernos y las lluvias no. Estas lluvias y las tragedias ocurren anualmente en diferentes ciudades de todo el país, y en las regiones de Río de Janeiro, como ocurrió el año pasado en Niteroi y Angra dos Reis.

El número de muertos es probable que crezca, porque como ha dicho el alcalde de Teresópolis muchas áreas donde los derrumbes no han tenido ninguna ayuda, y muchas personas están desaparecidas. Teresópolis, la ciudad más afectada, el número de muertes es de 152, de acuerdo con la Secretaría Municipal de Medio Ambiente y Defensa Civil, Flávio Luiz de Castro. Hubo varios deslizamientos de tierra durante la noche en zonas alejadas de la ciudad, llegando a varias casas. Las imágenes son impresionantes casas, varios completamente sepultada por el lodo de las laderas que se derrumbaron. El número de personas desplazadas o sin hogar, llegan a 3000.

En la ciudad de Petrópolis, la región vecina, el número de muertos es de tres docenas. En Nova Friburgo la situación también es caótica, Río Caña, que divide el centro de la ciudad, se desbordó y varios puentes se han derrumbado. Las inundaciones y deslizamientos de tierra han dado lugar a más de 168 muertes, y un gimnasio de una escuela sirve como un depósito de cadáveres. En el distrito de Itaipava de Petrópolis, el agua subió más de dos metros y tomaron por asalto la ciudad. En todas estas regiones, muchos de los sobrevivientes se encuentran varados sin electricidad, agua, alimentación regular, y la comunicación telefónica. El descuido de las autoridades es también evidente en el rescate. Mientras que el ejército ocupa y oprime a los habitantes de los cerros cariocas diaria al costo millonario sumas ridículas tienen por objeto las obras, equipos, fuerzas de reserva y la formación para la defensa civil, que causa las tragedias que podrían evitarse cada año.

Los gobiernos son responsables, no de la lluvia. La lluvia que cayó esta mañana ha sido un récord. Sin embargo, los meteorólogos advierten cada año en los eventos que se producen en promedio 20 a 20 años, como se ve en la barriada de Bumba, en Niterói, o en Ilha Grande, Angra dos Reis, el año pasado. Y como lo había hecho el año pasado en los gobiernos de la ciudad de Niterói había numerosos informes en sus manos mostrando los riesgos, pero no hizo nada para salvar a la población. El presidente de CREA-RJ dijo a The Associated Press que "hemos puesto en contacto [con los alcaldes de la región montañosa] a través de los ingenieros regulares afiliados con el CREA-RJ y nunca tuvo respuesta. Esto no es nuevo. En Niterói, incluso después de la tragedia de Bumba Hill, la ciudad no ha respondido a nuestras alertas de otros, y señaló además que la planificación urbana de uso de la tierra en la región montañosa es "cercana a cero."

Estos alcalde derramando lágrimas de cocodrilo frente a las tragedias anunciadas. Al igual que el gobernador, Sergio Cabral, el ex presidente y actual presidente Lula, Dilma. Ellos siempre culpan a los medios de comunicación y el récord de lluvias y los mundos promesa y fondos para ayudar. Sin embargo, el presupuesto para la prevención de inundaciones, estabilización de taludes e inundaciones en todo el país, fue R $ 168 millones el año pasado el gobierno de Lula, y ahora el primer año del presidente Dilma es sólo la cantidad de $ 137, 5 millones. Este valor es una broma contra la población, teniendo en cuenta que en 2010 se gastaron casi $ 200 millones de dólares con los intereses de la deuda interna y externa. Es decir, cada ocho horas, tanto Lula y Dilma para entregar 25 000 tenedores de deuda que se pasan el mismo año, a nivel nacional, para evitar estas tragedias. Esto demuestra que ni Lula ni el actual gobierno de Dilma puede responder a derechos tan básicos como la vida y la vivienda. Y los gobiernos estatales y municipales de cada año para reducir la financiación de las obras contra inundaciones.

El río, postal del país, es una expresión aguda de lo que ocurre en todos los estados

La burguesía brasileña, con Dilma, Lula y Cabral hacia adelante, tratando de mostrar un Río de Janeiro sería la puerta de entrada a un país que aspira a ser una potencia mundial. La Copa del Mundo 2014 y las Olimpiadas de 2016 acelerar la transformación de la postal de esta ciudad, sosteniendo armas y la violencia con las colinas y reordenar los barrios pobres urbanos y con la eliminación de las grandes obras públicas. Sin embargo, estas tragedias Brasil muestran unas condiciones precarias y pobres. Estas inmensas tragedias son un producto de la urbanización organizada para los capitalistas de negocios. Los cientos de muertos de ayer y hoy en Río son una continuación de lo que pasó todos los años, así como las muertes que han ocurrido este año en Sao Paulo, Minas Gerais y Espírito Santo. La indiferencia de los gobiernos para garantizar una vivienda digna y segura es directamente proporcional a los impuestos y los beneficios otorgados a los titulares de las grandes propiedades urbanas. Varias ciudades están todavía proporciona el impuesto absurdo y arcaico llamado el "foro" y "laudêmio", que se pagan a los propietarios de los bienes hereditarios y eternos de propiedades, los impuestos pagados por la población como un derecho feudal de alquiler de tierras.

En Petrópolis, donde miles de personas se apiñan en las colinas peligrosas, todos los residentes del centro de la ciudad Laudemio pagar un 2,5% en el valor de las ventas de propiedades. Este homenaje va a la familia feudal de Orleans y Braganza (!), Propietario del derecho eterno de propiedad en esta región. Mientras cientos mueren los herederos al trono imperial después de su buena vida que viven, garantizado por la legislación brasileña y el gobierno. De acuerdo a la ciudad de Río de Janeiro, que también heredó las tierras de la monarquía, que se celebró en 2007 que requerían títulos laudêmios y foros a 28.000 propiedades en la ciudad de Río de Janeiro, en varios barrios, como Bangor (en parte), Botafogo, Catete , Catumbi, Centro, Copacabana, Cosme Velho, Estacio, Fátima, el Flamengo, Gavia, Gamboa, Gloria, Orange, Magalhães Bastos (en parte), el Padre Miguel (parcial), Realengo (parcial), largo del río, Santa Teresa, Santo Cristo, Conrado Tomé y de la Salud [ 1 ].Según la misma asociación de propietarios de viviendas, en contra de estos títulos feudales, cinco familias son herederos de recibir laudêmios adjudicaciones y foros de 30.000 edificios en Botafogo [ 2 ], y hay informes de que la Iglesia Católica recibe los mismos beneficios en todo el país.

Mientras cientos mueren cada año, millones de dólares se asignan a estos propietarios. Es más que justo y legítimo para exigir que las ventas de propiedades pequeñas y medianas empresas sean libres de impuestos, así como luchar para imponer impuestos progresivos en grandes herencias y propiedades. N homenaje a la familia de Orleans y Braganza!

Para que un programa para asegurar eficazmente la solidaridad y la lucha por condiciones de vida digna y segura y la vida

Año tras año se producen estas tragedias, y los gobiernos y los medios de comunicación la culpa de la lluvia y organizar la recogida de alimentos, ropa y medicinas. Sin embargo, repite los incendios, los robos de estas colecciones que se pudren y no llegan a los aldeanos. Es urgente que los sindicatos, organizaciones populares y estudiantiles organizan esta solidaridad por garantizar la recogida y distribución. No estará en manos de los gobiernos, responsables de las tragedias, que garantice la solidaridad, y mucho menos para evitar que estas tragedias y los solicitantes, y mucho menos un plan de obras públicas que garantice un hogar seguro y decente. La FUP, el sindicato nacional de petróleo, la CUT, Fuerza Sindical, CTB y otros sindicatos, como el MST y UNE permanecer en silencio e inmóvil frente a estas tragedias. En el interés de mantener sus acuerdos y el apoyo del gobierno federal y los trabajadores del gobierno Cabral salir y los residentes de estas zonas abandonadas a su suerte. Esto es inconcebible!

  • Así que propongo llamar a la dirección del PSC-Conlutas (que no RJ dirige los principales sindicatos y profesionales de la educación) que exija a las centrales sindicales (CUT, Força Sindical, CTB y otros) y sus sindicatos, UNE MST y la organización inmediata una unidad de trabajo de la campaña de solidaridad y éxito popular por las inundaciones en todo el país, centrándose en Río de Janeiro. Esta campaña debe llevarse a cabo con eficacia por las principales organizaciones de izquierda (PSOL y el PSTU).
  • Requisito para diputados y senadores en la aprobación de una exención de emergencia para los propietarios de pequeñas y medianas de los impuestos sobre la compra y venta de propiedades y la imposición de impuestos progresivos sobre grandes herencias y propiedades. Los que más tienen no pagan nada! Dichos procedimientos serán obligatorios para la construcción de viviendas asequibles y el saneamiento.
  • ¿Qué federales, fondos estatales y locales suficientes para liberar inmediatamente a la asistencia a las zonas inundadas. Uso de los recursos debe ser supervisado por un comité de los trabajadores y residentes, compuesto por representantes de sindicatos y asociaciones de residentes de las regiones inundadas.
  • El Estado debe ordenar las grandes empresas y distribuidores de equipos, sin costo alguno, decenas de topadoras, tractores y camiones, vehículos todo terreno, botes, barcazas barcos, y el equipo necesario para el alivio del desastre. Petrobras y Vale do Rio Doce tiene equipo y recursos humanos y técnicos que se pueden utilizar para ayudar a la inundación. No se puede ver a la gente buscar y rescatar a las víctimas con las manos, mientras que cientos de equipos y personal capacitado se encuentran detenidos en las empresas y servicios públicos.
  • La falta de pago de las deudas a garantizar que los recursos internos y externos para una vivienda digna, saneamiento y de infraestructura!
  • Para la reversión inmediata de cientos de millones de dólares gastados en las tropas y toda la operación militar en Haití por un plan de obras públicas controladas por los sindicatos y las asociaciones de vecinos para garantizar el empleo, vivienda, educación, transporte, ocio y salud digna.
  • MINAS [RIO, SAO PAULO: NO acaba de anunciar TRAGEDIA, PERO EL RESULTADO DE LOS GOBIERNOS DE LOS BENEFICIOS DE REMOLQUE CAPITALISTA.