martes, 30 de marzo de 2010

La huelga policial que se viene

Por César Zelada

El miércoles 24 de marzo me entrevisté con el preso político y suboficial Edward Casas. Pude observar a un hombre humilde que expresa el malestar generalizado de los suboficiales por el maltrato que sufren por el gobierno aprista. Decidido, con moral patriota. Antes de ser detenido, tildó a García de sinvergüenza. Y mantiene todavía la misma posición. “Este gobierno es uno de los más corruptos de la historia”, declaró Casas, desde su prisión en la Escuela de Suboficiales del distrito de Puente Piedra.
“…yo estudie en San Marcos para poder superarme y ganar un mejor salario para alimentar a mi familia, pero los salarios que nos dan son miserables, por eso exigimos el derecho a la sindicalización y la reestructuración de los salarios, pero el gobierno nos reprime, a pesar que existe sindicalización en Argentina, España y otros países…”, expresó el suboficial preso.
Y en efecto, el Sindicato Unificado de Policía (SUP), de España, señala en su declaración de principios que, “…los miembros del Cuerpo Nacional de Policía son trabajadores de la seguridad pública… el SUP es solidario con los sindicatos de clase que defiendan los intereses de los trabajadores…”, (http://www.sup.es/es/). Y en Uruguay, los sindicatos policiales coordinan orgánicamente con la central denominada “Plenario Intersindical de Trabajadores-Convención Nacional de Trabajadores” (PIT-CNT).
Luego, Casas, continúa, “…la sindicalización es un derecho,…por eso nos hemos rebelado varios colegas, y si el gobierno no cede frente a nuestras demandas dando un decreto de urgencia comprometiéndose ha reestructurar nuestros salarios, pues, el 5 de abril pueden pasar cosas impredecibles…”.
De este modo, las protestas policiales, que comenzaron por el bono policial y que acabaron en una victoria, expresan la crisis del Estado neoliberal peruano (donde la Defensorìa del Policía brilla por su ausencia). Y si es que la administración García no cede en algo concreto para mejorar el nivel de vida de estos, pues, la propia dinámica de la lucha policial, amenaza, más allá de las ideas de sus líderes sindicales, en desestabilizar todo el sistema político. Un factor nuevo en la lucha policial es que, ahora, se ha formado el Frente Policial y Militar.
Y no es para menos. En el Perú, los policías, trabajan 100 horas a la semana, aproximadamente, y además, el art. 42 de la constitución fujimorista, impide la sindicalización.
Así las cosas, el fenómeno policial-militar, tiene razones justificadas para rebelarse como han hecho varios de sus dirigentes afiliados al Sindicato Unitario de la Policía del Perú (SUPP).
El SUP está difundiendo un llamamiento por internet donde dice, “…los Colegas se quedaran con su familia, y nuestros colegas jubilados organizarán marchas pacíficas…la jornada del 5 de abril nos hemos obligado a organizar porque el gobierno no atiende nuestras demandas…” (http://www.youtube.com/watch?v=-EMABqfvkPI).
No obstante, Oscar Pedraza, dirigente del Frente Militar Policial, anunció que la huelga se puede convertir en toma de carreteras. La postergación de la huelga implicaría que el SUPP no está seguro del éxito de la medida, pero también de no querer desestabilizar al régimen y tratar de llegar a un acuerdo. El problema está en que el llamado a la rebelión ya fue hecho. Basta con que solo un policía en el interior del país siga el ejemplo de Casas, y este se extenderá como un reguero de pólvora por todas las comisarías del país. De no ser así, solo será cuestión de tiempo para que explote.



De este modo la Profesión policial está marcada por el cumplimiento de deberes y lo propio de estos y que los distingue de los derechos, es su carácter irrenunciable, por lo que según sea su naturaleza, su cumplimiento representa exigencias específicas de idoneidad legal - científica - técnica y de formación de ética.

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