viernes, 26 de febrero de 2010

Perspectivas para Perú: Elecciones y más explosiones

Por César Zelada

El 2009 fue un año de crisis económica (el crecimiento cayó del 9.8% al 0.1%), corrupción (Allison, Alas Peruanas, etc.), e inspiradoras luchas. Tuvo su punto de inflexión en el baguazo. Y éste, como continuación de la Marcha de los 4 suyos, logró derrotar al gobierno y al Estado, generando una crisis de poder. Pero como dijimos en una nota titulada “crisis del régimen”, si las fuerzas patrióticas no salían a la ofensiva movilizadora planteando la vacancia presidencial, el gobierno iba a recuperarse.
Vivimos una situación similar a un “empate catastrófico”, con un oficialismo derrotado, pero que por las vacilaciones de la oposición, ha salido a la ofensiva aplicando la política neoliberal (privatiza puertos), y nombra a Araoz en la cartera de Economía, burlándose del Baguazo. A la misma vez criminaliza la protesta social (Pedro Condori preso), y ha logrado derrotar temporalmente al SUTEP; la huelga docente; la lucha de la Federación Minera por la jubilación; ha logrado dividir construcción civil; con unas ff.pp que prestan servicio a las transnacionales como pasó en Majaz; y ajustar a nuestro pueblo con un nuevo gasolinazo. Todo con el objetivo de evitar una crisis fiscal. Por eso no ceden frente a las demandas sociales de más presupuesto.
La táctica de la izquierda y el nacionalismo fue apostar por el respeto al régimen democrático y canalizar toda la protesta social hacia las elecciones. Esta cuestión nos ha llevado a la “cancha” de la derecha. Ellos pondrán el árbitro y las reglas. Y de no crearse una candidatura nacionalista de izquierda para Lima, que levante un programa transformador, pues, la derecha se impondrá con la “decente” Lourdes Flores o el corrupto Kouri. A nivel nacional, los “independientes” se impondrán y la alianza izquierda-nacionalismo, conquistaran algunas regiones. La nueva ley electoral del APRA fraccionará más la política y le permitirá obtener algunas regiones en la segunda vuelta. Y por supuesto, la derecha y la embajada yanqui en Lima, tendrán más tiempo para dividir y destruir la candidatura de Ollanta.
No obstante, la furia y el nuevo tiempo histórico de la que habla Alberto Adrianzen continuará con elementos nunca antes vistos. De este modo, la perspectiva será, a pesar de la coyuntura electoral, explosiva. Después de 35 años, hemos visto anonadados como un suboficial de la policía apellidado Casas acaba de ser detenido por sublevarse y tildar de sinvergüenza al mandatario de la nación por no querer dar el bono policial.
“Ese mal policía en actividad que salió a reclamar por una huelga debe recibir la máxima sanción, porque la base de toda fuerza coercitiva estatal es la disciplina. Abrimos la puerta a los golpes de Estado si permitimos que los uniformados se vuelvan deliberantes”, escribió Aldo M (diario Correo, 10-02-09), expresando el temor de la ultraderecha limeña. No obstante, tampoco se puede descartar la concesión del bono policial como política preventiva frente a una huelga policial que traería abajo los débiles cimientos con que está construido el Estado neoliberal-capitalista peruano.
Por otro lado, tenemos a los indígenas de Bagua que frente a las mecidas del aprismo, acaban de declarar que, “Soy un awajun con alma guerrera y no tengo miedo a morir, porque nací para morir”. Con esta clase de palabras cualquier ciudadano consciente estaría dispuesto a inmolarse por su patria. Una delegación de cincuenta jóvenes y trabajadores de Puno llegó a Lima en defensa de Inambari. Las comunidades y Rondas Campesinas del norte están en pie de lucha.
Así las cosas, la situación está alcanzando un punto crítico. La derecha trata de desviar la atención a través de las elecciones regionales y municipales de este año, pero parece que no podrá por la acumulación de frustración y rabia de los trabajadores peruanos que ven como caballo loco García y el APRA, no solo no cumplen con sus promesas sino que les quieren quitar lo poco que tienen como su tierra, trabajo, salario y dignidad.
La sublevación del suboficial Casas es un síntoma del carácter explosivo de la política peruana.

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